«De Oca a Oca»

Cada viernes al dar las 4 de la tarde, veo como todos corren a sus casas alegres, sonrientes y dándose empujones unos a otros. 
Todos tienen una cita con sus amigos online a través de la "Play Station". Sin embargo, yo no tengo ningún amigo, ni físicamente ni al otro lado del juego virtual. 
Todas las tardes de viernes juego con mi mejor aliada, la persona que nunca se alejará de mi lado, mi madre. Con ella paso las horas jugando con un tablero de su infancia, está gastado y descolorido por los años, aún así no lo cambiaría por otro.
Al final de la tarde, ella está cansada pero cuando me escucha ¡otra, otra mamá!, ella sonríe y volvemos a empezar. Estoy en la casilla de salida, siempre escojo la ficha azul y ella la roja, de repente soy consciente que soy una de las ocas (las que siempre cantamos cuando caemos en su casilla), desde la perspectiva del tablero veo a mi madre sonreír cada vez que mira hacia mi cara y mira mis ojos. Desde está casilla aprecio cada gesto, cada arruga en la comisura de su boca, su felicidad en sus ojos grises y sus hoyuelos marcados en su cara cansada pero llena de amor. 
De pronto despierto, aún creo escuchar su cántico "de oca a oca y tiro porque me toca", mientras me sonríe con su mirada. 
El mismo sueño que se repite desde que ella nos dejó, quiero decir su cuerpo porque ella nunca se alejará de mi lado.