— No tenían que haber acudido a la manifestación— se lamentaba Yasmine repetidamente horas después de conocer el fatal desenlace. Toda su familia había caído asesinada por las balas de los soldados israelíes. Manifestación que no era si no la muestra de la rabia acumulada que su pueblo llevaba soportando durante generaciones.
Yasmine tomó una decisión firme, y se hizo una promesa a sí misma en lo más hondo de su corazón. Se uniría a la resistencia y contribuiría económicamente todo lo que pudiera cuando se hiciera la famosa intérprete de clarinete que soñaba ser y para la que su padre le había preparado.
Hizo las maletas, dividió la herencia familiar entre el FPLP y su cuenta en un banco internacional y metió en ella algo de ropa y su preciado instrumento, que había pertenecido ya a su abuelo. Siempre lo tuvo claro, Europa, y en concreto Francia, es donde había pensado establecerse y probar suerte.
El viaje fue largo y no exento de contratiempos, pero pudo pedir asilo político y establecerse. Comenzó a trabajar a media jornada en un restaurante libanés y por las tardes amenizaba las terrazas de los boulevares parisinos con su instrumento. Una parte para mantenerse y otra para la resistencia. Pasaron los meses e hizo una audición para una prestigiosa orquesta, prueba que pasó con éxito.
Años más tarde, entre conciertos y viajes, había reunido el dinero que ella creía suficiente para volver de vacaciones y reconstruir la vieja casa de su familia, que de ahora en adelante sería la sede de una organización política de la resistencia palestina. Ya convertida en una estrella reconocida internacionalmente, apenas nadie fuera de su círculo de confianza sabía de su doble vida y de su doble contabilidad.
El giro final sorprende, seguirá la resistencia.
Me ha encantado, enhorabuena!
Saludos Insurgentes