¡Positivo! Y un ardor le creció dentro como sabía que iba a crecer esa semilla. Sintió la necesidad de sacar aquello de su útero y de olvidar aquella noche. No era capaz de enfrentarse a la realidad que se le avecinaba en los próximos nueve meses ni a la decisión de acabar con ello de forma inminente, pero la inacción era aún peor. Tenía que actuar y cuanto antes mejor.
No quiso compartirlo con nadie. Nadie. Se arrepintió de la decisión no meditada de desahogarse aquella noche. La soledad cada vez se le hacía más pesada y necesitaba contacto físico, cariño ficticio, amor simulado. Fue divertido volver a sentir el nerviosismo por imaginar lo que iba a pasar. En las fotos el chico era apuesto y no entendía por qué estaba en esa aplicación para ligar. Luego supo que la timidez le podía, aunque solo en el primer momento. Según comenzamos a coger confianza se fue relajando y la osadía tomó las riendas de la situación. Lo disfrutamos. Mucho.
Ahora la preguntas se amontonaban sin dejar espacio a la cordura. ¿Cómo había pasado? ¿Debía compartirlo con él? ¿Y si funcionaba? Era empezar la casa por el tejado pero ella no era de hacer las cosas como el común de los mortales. La ansiedad comenzaba a apoderarse de ella, la respiración se agitaba tanto como el estómago que se le había dado la vuelta. Vomitó. ¿Ya empezaba a dar la lata el bicho?
Debía ser sensata. Cogió el móvil. Abrió la aplicación. Tecleó su nombre de usuario. El mundo se le cayó encima. Leía y releía la respuesta: "Usuario no encontrado". Ahora sí que estaba sola ante la decisión.
Saludos Insurgentes
Saludos.