📬 Eres la cartera, llamas dos veces y descubres que el destinatario del sobre que vas a entregar...
Estaba haciendo una sustitución. Ese verano me había propuesto ganar un dinero extra. Tenía que ahorrar para la matrícula si quería seguir estudiando. Hasta entonces había sobrevivido impartiendo clases particulares. Era mi tercer día de trabajo. La ruta era sencilla. En la zona asignada los edificios altos se sucedían y apenas tenía que caminar bajo el sol cegador. Lo peor, el uniforme de cartera; poco favorecedor y algo grande. Casi era la hora de volver a la central y un único sobre sin nombre quedaba en mi poder. Llamé al timbre una vez y nada. Dos veces. Un vecino amable me sostuvo la puerta cuando salía dejándome entrar. Busqué el número de piso indicado en el buzón. Leí el nombre que figuraba en él. ¿Mi padre? Mi padre había fallecido hacía diez años. Mi padre vivía en mi casa con mi madre. El día que murió estaba con nosotras en casa, con mi madre y conmigo. ¿Mi padre? Debía ser una casualidad, alguien se llamaba como él. Pero subí al séptimo piso con el sobre en la mano. Llamé al timbre. Se abrió la puerta y tardé apenas unos segundos en reconocerme en aquella mujer. Siempre me dijeron que mi padre y yo éramos como dos gotas de agua.
¿Te ha gustado esta historia?
Añadir a favoritas
Laura Giménez Jiménez
2 seguidores
Miembro desde hace 3 años. 19 historias publicadas.
Para dejar un comentario, inicie sesión
elinsurgentecalleja
16 ene, 00:34 h
Relato diferente, cualquier parecido con la realidad es la del protagonista. Me ha gustado. Saludos Insurgentes
Me ha gustado.
Saludos Insurgentes