«Dulce arpía»
¡Oh! Dulce arpía, fingías cuando decías que éramos familia. Y yo como tal te quería, incluso como algo más, tu amistad me creía.
Pero tú solo fingías, de mí te reías y no te bastó con robarme el corazón simplemente, que tuviste que robármelo literalmente, arrebatándome a escondidas aquel recipiente de caramelos con forma de este, que en mi mochila tenía.
¡Oh! Dulce arpía.
A ver si tu Dios inexistente puede perdonarte, porque yo ya jamás lo haría. Si existe toda esa mierda de la que me hablaste del cielo y el infierno, ten por seguro que tú arderás en el fuego eterno. No creo en esa mierda, pero llevo a Cristo dentro, porque como él, me creí el mesías que a ti te ayudaría. Como él a su pueblo, que más tarde le traicionaría de la misma forma que tú lo harías, de la misma forma se lo agradecerían. Yo que estuve para ti, ahí noche y día, y tú más tarde me crucificarías y me matarías.
¡Oh! Dulce arpía.
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Se siente el desgarro de la dulce arpía.
Me ha gustado.
Saludos Insurgentes