Dulce Luna y el misterio de la cueva del Cíclope - Silvia Canto
Silvia Canto

«Dulce Luna y el misterio de la cueva del Cíclope»

1002 palabras
8 minutos
112 lecturas
Reto creativo «Escribir es invitar»
😵 Imagina la aventura personal de un o una novelista que pierde la noción entre la realidad y la ficción.

Había perdido la noción del tiempo hacía demasiado. No sabía cuántas horas podía llevar caminando por aquel paraje que hacía rato se había tornado en sombrío a mis ojos. Estaba cansada y muy desanimada y el que hubiera comenzado a oscurecer no ayudaba en absoluto a mi estado de ánimo. Decidí parar. Necesitaba aclarar mis ideas al tiempo que todo a mi alrededor se oscurecía. Me senté en mitad del camino, apoyando la espalda en la pared de piedra. “A veces, simplemente hay que parar cuando sólo vemos oscuridad. Sólo eso puede bastar para que la luz reaparezca”, resonaron en mi cabeza las palabras que me dedicó el Oráculo del Templo de Hércules, en Gadir, cuando trataba de completar mi búsqueda del cinturón de Teucro. Sus palabras fueron de gran ayuda para mí entonces, ya que provocaron que efectivamente, se iluminara una luz en mi cerebro gracias a la cual pude desentrañar el misterio que envolvía a tan oculto objeto místico. Lamentablemente, de eso había pasado ya demasiado tiempo, mi ánimo no era el mismo de entonces y la luz que yo necesitaba ahora era más bien otra... Eché de menos justo en ese momento el tener los conocimientos necesarios para invocar un hechizo de visión en la oscuridad; pero claro, yo no era hechicera, ni druida ni nada parecido. Sin poder reprimirlo, solté un bufido. Me sentía rabiosa y bloqueada. Me costaba pensar con claridad y no sabía muy bien qué debía hacer a continuación. Se suponía que estaba muy cerca de mi destino en esta nueva aventura. La cueva del Cíclope tenía que estar cerca, estaba segura, algo dentro de mí me lo decía y mi instinto no solía equivocarse. Pero yo sólo veía una larga senda atravesando un desfiladero que parecía no acabarse… Sólo me acompañaba una roca que parecía eterna, a unos 100 metros sobre el agua… Nada que me diese pista alguna sobre la situación real de la cueva ni de su inquilino. Caí entonces en la cuenta de que antes de encontrar su guarida, era fundamental trazar un plan para ganarme la confianza del Cíclope… ¿Cómo podría lograr que me ayudara a destruir el anillo de los Nibelungos, acabando así con todos los males que éste causaba a su portador, sin que me desintegrara a mí con su ojo de rubí de cuarzo antes de poder explicarle nada? Sabía que los Cíclopes tenían fama de agresivos y testarudos y probablemente no le gustara que nadie entrara en su hogar así por las buenas… Tenía que darle una vuelta...Era imprescindible si quería completar mi nueva misión sin quedarme en el camino… Instintivamente, me llevé la mano al cuello, palpando mi colgante del puño de azabache, regalo de la bruja de Trasmoz durante mi visita al famoso Castillo de la localidad. Ella me aseguró entonces que era un poderoso amuleto: concedía fuerza y seguridad a su portador, manteniéndolo totalmente protegido frente a energías negativas de cualquier tipo. Y la verdad es que no me engañó, gracias al amuleto pude encontrar el valor suficiente para acabar con el hechizo lanzado por el mago Mutamín a la villa y sus habitantes. La verdad era que cada vez que necesitaba fuerza y confianza, el amuleto me las proporcionaba. Seguro que el puño también me daría la habilidad suficiente esta vez para adentrarme en la caverna y convencer al Cíclope para que me ayudara a destruir un objeto tan maligno. Ya sólo me quedaba lo más importante: encontrar la cueva. Pero...¿Cómo? El reflejo de la Luna me hizo levantar la vista en su dirección. Fue ahí cuando lo supe inmediatamente. Sólo podía recurrir a ella y sólo me sabía un hechizo. Tenía que funcionar. Me arrodillé.

-“¡Oh diosa Tanit, divinidad de la luna! Proporcióname la luz que necesito. Ilumina mi camino para poder llegar a mi destino. Alumbra sabiamente mis pasos, te lo ruego, por este paraje, y no permitas que pague peaje”.-

Aguardé unos segundos. No noté nada. Miré a mi alrededor. La única luz que veía sólo provenía de ella. Me sentí decepcionada. Tomé aire. Estaba a punto de volver a intentarlo cuando me percaté de que algo se movía a mi izquierda. Me giré algo inquieta y entonces las vi: Había una hilera de cientos de pequeñas hadas de luz, volando en sentido perpendicular al que marcaba el camino. Me invadió la alegría. Era la señal que estaba esperando. Tenía que serlo. Ellas me guiarían hasta la Cueva. Me incorporé, dispuesta a seguirlas. No dudé. Era mi destino.


17 días después. Diario de tirada nacional:


Hallado el cadáver de la escritora de novelas juveniles Dulce Luna, en las inmediaciones del desfiladero de los Gaitanes, en la provincia de Málaga

Un joven matrimonio que se encontraba de excursión por la zona, fueron los primeros en dar la voz de alarma y avisar a los servicios de emergencia al encontrar el cuerpo inerte de una mujer con varias heridas en su cuerpo e indicios de descomposición.

Ayer fue hallado cerca del denominado Caminito del Rey, considerado como el sendero más peligroso del mundo, situado en la provincia de Málaga, el cuerpo de la conocida escritora de novelas juveniles Dulce Luna, ganadora del Premio Julián Carax de novela fantástica y juvenil y creadora de la conocida como "saga de héroes, magos y objetos mágicos", protagonizada por la joven heroína Mara Ónix. La saga, compuesta por las novelas “En busca del cinturón de Teucro” y “Brujas, brujos y hechizos en Trasmoz”, iba a completarse en el próximo mes de noviembre con el último volumen de su trilogía: “El misterio de la cueva del Cíclope”. La autora llevaba desaparecida más de dos semanas y residía cerca de la zona en la que ha sido finalmente encontrada. Según el testimonio de fuentes familiares consultadas por esta publicación, la fallecida padecía una fuerte depresión desde que perdiera al hijo que esperaba, años atrás, y es probable que llevara un tiempo sin medicarse para tratar la enfermedad mental que padecía. Fuentes oficiales no descartan el suicidio.

Silvia Canto
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Miquel Quetglas (Maiky Forrester)
05 sept, 18:14 h
Vaya con Dulce Luna...
Buen relato, me gustó.
Silvia Canto
05 sept, 20:04 h
Me alegra mucho que te guste. Muchas gracias por tu comentario Maiky. Un saludo!!
Iván Del Dedo Martín
05 sept, 22:12 h
Me ha encantado.
Silvia Canto
06 sept, 11:58 h
Muchas gracias Ivan, eres muy amable. Un saludo .
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