El baile de las mariposas - Patricia Zamorano Granados
Patricia Zamorano Granados

«El baile de las mariposas»

735 palabras
6 minutos
274 lecturas
Reto creativo «Escribir es invitar»
😵 Imagina la aventura personal de un o una novelista que pierde la noción entre la realidad y la ficción.

Sus ojos azules la esperaban desde el otro extremo del paseo del parque, con media sonrisa por temor a que ella, al final, diera media vuelta y no se atreviera a recorrer los últimos metros que les separaba, unos pocos metros que, desde hacía veinte años habían sido kilómetros, millones de kilómetros de distancia.

Vivían en la misma ciudad y, a pesar de tener los mismos sentimientos de atracción, pasión y amor, nunca habían encontrado el momento oportuno para demostrárselo al otro. Unas veces era él quien tenía otra relación con otra mujer a la que también quería y por la que no se atrevía a dar el paso de lo que sería un gran cambio en su vida. Otras veces era ella quien se encontraba en la tesitura de no querer dar el paso que supondría acercarse al amor de su vida por miedo a ser rechazada.

Ambos tenían los mismos sentimientos hacia el otro y ninguno los conocía.

Pero aquella tarde, en aquel parque, invisibles a los ojos de los demás, se encontraron por casualidad y en el momento en que sus miradas se cruzaron se dieron cuenta que ahí estaban, las mariposas seguían bailando en sus estómagos como la primera vez que se vieron.

Se miraron en la distancia y se sonrieron, durante unos segundos se quedaron paralizados sin saber si seguir su camino o marchar al encuentro del otro.

Ella pensó que había dejado pasar, en demasiadas ocasiones, la oportunidad de ser feliz junto al hombre al que tanto amaba en silencio y no quería seguir viviendo con las dudas que vienen tras el ¿Y si…? Así que comenzó a dar pequeños pasos hasta ese hombre de ojos azules y pelo rubio ondulado. Entonces la media sonrisa de él se transformó en la mayor de las sonrisas que jamás antes había sentido en su rostro y también comenzó a recorrer el camino que le separaba de la mujer de su vida.

Segundos después ahí estaban, frente a frente, sin saber qué decir pero sin poder apartar sus miradas. Se sentían felices, podían percibir el amor del otro a través de sus sonrisas y el brillo de sus ojos. Entonces unieron sus manos para terminar de acercar sus cuerpos y fue entonces cuando sus almas se unieron a través de sus labios, un primer beso lleno de magia, unos labios que se tenían muchas ganas y que por fin se había unido.

Y de pronto, como si de una señal del destino se tratase, comenzó a llover intensamente. Una lluvia que les invitó a retirarse a un sitio cubierto, a un lugar donde poder disfrutar de su amor y su intimidad. Fue entonces cuando él se atrevió a estirar de ella, la agarró fuerte de la mano y la guio hasta su piso, y ella dio también los pasos que nunca antes había dado. Y los primeros pasos en silencio se convirtieron en una carrera en la que sólo ganaban las risas de alegría y las miradas de complicidad y amor.

Tan solo unos minutos después se encontraron a salvo, no solo de la lluvia, a salvo de miedos y fantasmas pasados y fue cuando comenzaron a dar rienda suelta a su pasión. Un beso daba paso al siguiente, sus lenguas comenzaron a unirse para, después, comenzar a recorrer el cuello del otro y fue ahí, cuando sentía la pasión de un beso húmedo que se acercaba al lóbulo de su oreja, cuando sintió que caía de golpe en un pozo oscuro y sin fondo.

Después de una sacudida, abrió los ojos y se levantó con lágrimas en los ojos. Todo había sido un sueño, un sueño que no era la primera vez que tenía, cada noche se presentaba con una forma distinta pero el final siempre era el mismo, por fin podía estar junto al único hombre al que había amado durante esas últimas dos décadas.

Y secando las lágrimas que caían de sus ojos, provocadas por la tristeza de ver que tan solo había sido uno más de sus sueños, se dio cuenta que ya tenía el final de su primera novela, un relato que trataba de una joven pareja con muchas dificultades para disfrutar de su amor. Si ella no había podido tener un final feliz al lado del hombre de sus sueños, al menos, los protagonistas de su historia sí podrían bailar juntos al ritmo de sus mariposas.

Patricia Zamorano Granados
Soy Periodista por vocación, escritora en proyecto y bloguera cocinera (www.lachefa.es)…
Miembro desde hace 3 años.
95 historias publicadas.

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Wilma Beatriz Menelik
07 sept, 11:13 h
Muy bueno.
JUAN JOSE ROBLES
07 sept, 12:58 h
Es cierto que la inspiración te llega muchas veces a través de los sueños, de lo que no es capaz tu consciente, lo es el subconsciente.
Muy Bueno.
Celia García Mendieta
08 sept, 16:56 h
¡Buen texto!
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