«El candidato»

Los nervios mientras esperaba para entrar a la entrevista habían provocado que mis manos no dejarán de sudar. El ritmo de las manecillas era más lento que el resto de relojes en el mundo. Hasta que la enorme puerta de roble se abrió.

Tras casi una hora de reunión, podría decir que no había ido tan mal. De pronto, mi interlocutor continuó con sus preguntas:

- ¿Tiene perfil en nuestra red social?

Muchos años atrás decidí cerrar mi cuenta de Facebook. ¿Me traería consecuencias no seguir el patrón social? Mis manos volvieron a sudar descontroladamente, y mi voz tartamudeó:

- Verá yo... No tengo ninguna cuenta. Pero si es necesario...

- El trabajo es suyo-. Me interrumpió. Mi mente se quedó en blanco brevemente mientras iba transformándose  en júbilo  tras procesar la información.

- ¿Conoce el fundamento de nuestra empresa?

- ¿Disculpe?- Luché por concentrarme.

- Que si sabe cuál es la finalidad de Facebook.

Tras meditarlo unos segundos respondí:

-Claro. Es una red social. Conecta a las personas.

Sacó del primer cajón de su escritorio un documento y me lo dio a firmar. Era una contrato de confidencialidad.

Tras devolvérselo con mi rubrica plasmada, el hombre continuó:

- Esta compañía nos permite conocer información de cada persona que se ha registrado: datos personales, relaciones, estados, conversaciones, comentarios, gustos... Es la manera perfecta de documentarse sobre una especie inferior de la que se desconocen los límites y de la que se necesita comprobar sus carencias.

- ¿Especie inferior? - repetí arrugando el ceño.

- ¿Realmente cree usted que los humanos sois los únicos en el universo? - Tras levantarse de la silla, se dirigió a la ventana y miró hacia el cielo.

-¿Sabe usted lo que es una investigación de campo? ¿Y la manipulación social?