Lo llamo “El Dementor”.
La capacidad que tiene para absorber el tiempo y el espacio de mi mejor amiga aún me sorprende.
Desde el primer día ha estado flotando alrededor de ella, enfriando su vida y asegurándose de que solo él tiene su felicidad.
Muchas de las veces que nos hemos visto obligados a compartir espacio, he envidiado a los magos de los libros. Me encantaría saber hacer magia para poder hacerlo desaparecer o hacer que le explote la cabeza. Lo que sea más rápido.
Seguro que estáis pensando que no me cae bien porque me está alejando de mi mejor amiga. Bueno, ciertamente es una de las razones, pero lo que más me molesta es ver como la luz que la caracterizaba se va apagando.
Os puedo asegurar que me encanta desestabilizarlo. Disfruto viendo su cara de limón cada vez que hago que se le quemen los circuitos. No es muy espabilado que digamos. Obviamente me ha costado alguna que otra discusión con mi amiga, pero siempre lo arreglamos. Nos queremos bastante.
O eso creía yo.
Hoy es mi cumpleaños y he recibido un mensaje de ella. Mi querido dementor está enfadado (¡QUÉ CASUALIDAD!) y ella necesita tiempo con él para arreglarlo. Lo siente mucho y le gustaría estar conmigo. Espera que lo entienda. Me verá el próximo día.
He decidido auto regalarme una clase intensiva de magia, para aprender a hacer desaparecer cosas.
Pero esta vez, la que va a desaparecer soy yo.