«El día de la marmota»

Bostezo.

Otro día más delante de la pantalla, moviéndolos de aquí para allá. Ahora muestranos, ¿qué has comido? Bien, otro plato de lo que llamáis comida saludable.

Bostezo.

La puerta de la sala se abre y entra Urg. Urg es... en palabras humanas supongo que sería mi hermano menor. Acaba de empezar en este trabajo y está ilusionado. Como todos al principio. Incluso yo.

Mi objetivo de esta semana está empezando a "despertar", ¡florj!. Pulso rápidamente el botón y le llega el anuncio de una nueva noticia de dos humanos famosos que han tenido una pelea. Y vuelve a "dormir".

Bostezo.

Miro a Urg, esta emocionado pulsando un botón tras otro, haciendo que su humano baile a su son. No imagina lo aburrido que va a llegar a estar después de un tiempo en esa silla.

Bostezo.

Mirándole, recuerdo la asignación de tareas y me arrepiento de no haber elegido la de constructor. Al menos ahí se permitía la imaginación. Suspiro. De nada me sirve arrepentirme ahora.

Bostezo.

Solo un "despertar" masivo de los humanos podría hacer que tuviera la oportunidad de cambiar de tarea. A veces, en la oscuridad de la noche, cuando no tengo está monótona pantalla delante, me pregunto ¿y si...? Pero no sería capaz, tampoco tengo el nivel de autorización necesario para manipular el sistema. Y allí acaba mi rebelión.

Bostezo.

El humano de esta semana está escribiendo. Algo relacionado con la pareja famosa.

Bostezo.

Miro el aparato que señala el paso del tiempo humano. Es hora de mandarlo a dormir de verdad. Le muestro imágenes soñolientas y pongo el piloto automático.

Me estiro.

Hora de salir. Por fin. Me despido de Urg y salgo a mirar el universo, lo único capaz de animarme.

Pienso en mañana, ¿o es hoy? Todos son iguales. Un bucle infinito.