El día que murió Freddy la vida de Bill se resquebrajó. Corrió y lloró hasta cobijarse donde no le viera nadie. «¿Quién quiere vivir para siempre?», gritaba. Fue como volver a perder a Paul.
Su hermano era diez años mayor. Traía la alegría a esa casa silenciosa, de relojes implacables y aroma a apatía. Pero Paul vivía crujiendo los cimientos de la sobriedad. Irrumpía en su habitación con la fregona por peluca y una aspiradora y Bill lloraba de risa.
—«I want to break free»…
Saltaban y cantaban en la cama canciones de Queen. A su lado era el rey de la magia, un campeón y sabía que viviría eternamente.
Un día, Bill regresó de la escuela a una casa sembrada de caos. Con un cinturón, Padre golpeaba a su hermano.
—Vete. No regreses jamás. ¡Eres un monstruo!
—El monstruo eres tú… —susurró Paul llorando.
De nada sirvió que Bill se colgara de su hermano y pataleara.
—Sé tú mismo. Que nadie viva tu vida —le dijo antes de cerrar la puerta.
Bill creció en el silencio que impera en los hogares infelices, con la música de Queen recordándole a Paul. Cinco años después, saliendo del instituto, lo encontró, cansado y magullado, con la sonrisa tan pura como siempre.
Se abrazaron, caminaron y hablaron.
—Por homosexual. Por eso me echó. Y ahora ya es tarde. Me muero, Bill.
Maldito sida. Ahora que se reencontraban, se marchitaba entre sus manos. Pero no era tarde. Bill subió al coche de Paul y desapareció treinta días. Saltaron en la cama, rieron, cantaron «Show must go on»… Fueron felices. Y luego, Paul se fue, con su eterna sonrisa. Dejó en este mundo más cosas buenas de las que dejan muchos en una larga vida.
El día que Freddy murió, Bill cantó «Show must go on» y sintió que se le clavaba dentro.
—Dile a Paul que le quiero.
Relatazo brutal!
Emotivo, real, reivindicativo incluso!
Enhorabuena Carolina.
Saludos Insurgentes.
Enhorabuena 😉👍🏼
Maldito sida...