Luego que Zeus hiciera que su padre, Cronos, vomitara a sus hermanos y hermanas, empezó una cruenta guerra que duraría 10 años. En ella, se enfrentaron los Titanes y los Olímpicos. Como profetizara Gea, vencieron los últimos sobre los primeros, no sin antes recurrir a la ayuda de los exiliados en el Tártaro, prisioneros de Cronos.
Las prisiones del Tártaro volvieron a llenarse al finalizar la guerra, pero esta vez con sus antiguos carceleros. Así, con el camino libre de Titanes, los Olímpicos se dispusieron a repartirse el mundo.
—Yo los liberé y asesiné a Cronos, creo que no me excedo si me postulo como rey de los hombres y de los dioses—. Dijo Zeus
—Hermano, ¡quien arriesgó su pescuezo robando las armas de los Titanes fui yo!—exclamó Hades
—Zeus, que tu nos liberaras fue mérito más de nuestra madre que tuyo—dijo Poseidón limpiando su tridente.
La discusión siguió largo rato, hasta que Hestia levantó la miradas del fuego y dijo.
—Hermanos, todos sus reclamos son justos. Propongo que la suerte decida: que el ganador sea rey entre nosotros y elija su hogar entre los reinos del cielo, de los mares o del inframundo,
Todos aceptaron, incluso cuando Poseidón propuso gobernar los mares y no luchar por el puesto de rey.
Hestia trajo un pergamino con los nombres de seis juegos numerados, y lanzó un dado.
Número 3: Ajedrez.
El Monte Olimpo se vistió de fiesta, todos se reunieron en torno al tablero gigante con fichas de mármol. La partida fue larga y tensa. Los espectadores temían que el desenlace desatara una guerra olímpica. Cuando Zeus gritó «Jaque Mate» todos se escondieron bajo sus asientos. Sin embargo, aunque Hades hervía de furia por dentro, hizo una fría reverencia a su rey, que heló el corazón de todos.
Me ha encantado.
Saludos Insurgentes