Hoy tenía asignada una nueva ruta.
La mañana daba a su fin, sólo le quedaba por entregar una última carta.
Silvana pasó al Interior de la humilde y descuidada vivienda y sintió mucha pena de la anciana viviendo en esas condiciones.
la mujer la invitó a sentarse,
la anciana le contó que esperaba que la llamarán para una operación en sus ojos, probablemente sería esta carta.
Sin querer la mujer, quizás debido a su soledad terminó relatandole su vida.
Una vida dura y gris y de todas las tragedias que le tocó vivir sin duda la más dura fue la de tener que abandonar a su pequeña hija en manos de su marido borracho que mal vivía tocando un viejo organillo por las calles de Madrid, buscó la forma de huir de las palizas diarias y el hambre junto a aquel desalmado, no podía llevarse a su hija con ella, no sabía que futuro podría darle.
Pasaron algunos años, luchó mucho, volvió a Madrid y dedicó su tiempo libre a indagar, a encontrar a su pequeña, supo que su marido murió poco después en una de sus borracheras, nadie supo decirle que fue de aquella niña escuálida y sucia que pasaba el platillo detrás de aquel hombre.
Me ha gustado.
Saludos Insurgentes