El tiempo - Dolores Soler Belmonte
Dolores Soler Belmonte

«El tiempo»

949 palabras
7 minutos
78 lecturas
Reto creativo «Escribir es invitar»
😵 Imagina la aventura personal de un o una novelista que pierde la noción entre la realidad y la ficción.

     Lía estaba en la presentación de su cuarto libro. 

     —¿Estas preparada? El salón estaba lleno. —Le pregunto su representante.

     —Estoy lista.

     —Buenas tardes a todos, aquí tenemos la presentación del libro “ El tiempo” de Lía Roaz, podréis preguntar lo que queráis siempre, gracias.

     —Hola a todos.—En ese momento aplaudieron.—Los periodistas levantaban la mano—Si tu.—Le dijo al de la segunda fila hacia la derecha.

     —Buenas tardes Lía ¿En qué te has basado para escribir este libro?.

     —Pues la verdad en lo que yo haría si tuviera una máquina del tiempo.

     —¿Y qué es lo que harías?.

     —Por que mejor no te preguntas ¿Que es lo que harías tú? ¿Cambiarias algo de tu vida?¿Viajarías al pasado o al futuro?¿O quizás cambiarias algo de los demás? Mejor dicho ¿Evitarías que sucediera algo?.

     —Pero esa no es la respuesta que esperaba.

     —Vale te haré una pregunta y con eso imagínate el resto, ¿Viajarías hasta la muerte de el presidente Kennedy solo por saber quién lo mato?, Es un ejemplo como eso el resto.

     En ese momento se hizo un silencio en el salón, justo después empezaron a murmurar.

     —Pues visto así, si

     —Pues de eso va el libro, de una máquina que no solo te lleva a la muerte del presidente si no que te lleva al mismo sitios donde está el asesino viendo así quien era. 

     La entrevista fue de lo mejor, todo el mundo empezó a preguntar cosas que con ansia esperaban respuestas, respuestas que solo tendrían comprando el libro.

     —Me ha encantado la entrevista.—Le dijo su representante en el Camerino.

     —Y a mi, a sido muy agradable.

     —Este libro va a ser lo más, superará al segundo sin duda. 

     Cuando iban de camino a casa, una furgoneta negra se paró justo enfrente y se bajaron cuatro hombres, y se la llevaron a su representante le dieron un golpe en la cabeza dejándolo alli inconsciente.

     Dos horas después Lía estaba sentada en una silla con una capucha puesta y atada de pies y manos, cuando se encendió una pequeña Luz el hombre que se acercó le quitó la capucha.

     —Hola Lía.—Dijo el desconocido.

     —Quien coño es usted.—Dijo Lía algo histérica.

     —Eso no importa, lo que importa ahora es como sabes lo de la máquina del tiempo.

     —¿Qué?¿Esto debe ser una broma?.

     —¡No estoy para bromas!.—Grito el desconocido poniéndose de pie.

     —No se de lo que me habla.

     —¿Esta segura?.—Le saco unas fotos.

     —Eso son documentos lo he usado para escribir mi libro de “Ficción” recalcó, es un libro no real.

     —Mira Lía esa máquina existe y la tengo yo ¿Ahora dime cómo lo sabías tu?.

     —Esto es de locos, yo solo he escrito un libro ficticio.

     Le pusieron la capucha de nuevo y la desataron, la metieron en la furgoneta y se la llevaron a otro lugar, al llegar allí le volvieron a quitar la capucha.

     —Quiero que observes bien.

     —¿El que?.

     —Esto.—El desconocido levantó un telón y apareció una máquina de unos tres metros de alto, cuatro se ancho, tenía tres patas de sujeción, y una compuerta de un metro y medio de ancho, aquel sitio estaba repleto de ordenadores y personas que era de suponer que trabajaban allí.

     La cara de Lía lo decía todo, ¿Era un sueño o era real?.

     —Te doy la oportunidad de que viajemos algún lugar, al que quieras.

     —¿Esto es algún tipo de broma?.

     —¿Por que iba a ser una broma?.

     —Por que la máquina es exactamente como la describo en mi libro.

     —¿Ahora entiendes porque estás aquí?.

     —Pues la verdad es que no.

     —Acabas de decir que la máquina es exactamente como la de  tu libro, pero  es que  también funciona como en el libro.

     —¡Imposible!.

     —Funciona  con tu sangre, por eso te necesito. 

     Lía no hablaba, solo se le quedó mirándole a los ojos.

     —¿Te encuentras bien?.-Le pregunto.

     —Sinceramente no sé cómo estoy.

     —¿Probamos?.

     Lía asintió con la cabeza.

     —Dame tu mano, solo necesito unas gotas  de  tu sangre, ¿Dónde quieres ir?.

     —Serás  tu quien elijas el sitio para que  yo me crea que esto  es verdad.

     —Muy bien, ya sabes cuales son las reglas.

     —¿Recuérdamelas?.

     —Primero debemos  de estar todos dentro para que puedas  ponerla en marcha, si alguien no sube no podremos volver a por esa persona y se quedará  atrapada en ese tiempo, si eso ocurre no sabemos las consecuencias de lo que ocurra después, no debemos  llevar  ningún objeto, relojes, móviles, dinero... 

     Después se metieron dentro de la máquina, solo podían ir tres  personas, Lía con su sangre puso  la máquina en funcionamiento, Jack indicó la fecha y el sitio justo donde quería ir, quería enseñarle a Lía que eso  era real la llevo al un acontecimiento histórico, la guerra de Pearl Harbor, cuando la máquina se traslado a ese momento a Lía le temblaba todo, solo estuvieron cinco minutos los más  largos para ella, cuando regresaron, el le volvió a preguntar donde quería ir.

     —Necesito salir a respirar.

    Cuando volvió dentro vio  que  todos estaban distraídos, ella se fue acercando a la máquina y sin pensárselo viajo al día que publicó su libro.

     —Cogerla.—Grito Jack, pero le fue imposible  ella fue más rápido que  el.

     Sabía que  no  podía hablar con su yo en el   pasado pero  le  dejó  una nota.

     “Te parecerá una locura pero  intenta no publicar  el libro o todo esto que  has creado se  hará realidad” no tengo mucho tiempo ni puedo hablar en persona contigo pero por favor confía en mi.

     Lo que más le llamo la atención de la nota fue  el dibujo que hizo, solo ella lo hacía, mejor dicho solo ella sabía como hacerlo.

 

   


Dolores Soler Belmonte
Nacida en Almería, soy estilista de profesión y escritora novel apasionada del mundo de las…
Miembro desde hace 6 años.
7 historias publicadas.

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Am
Amurielb
03 sept, 17:02 h
"¿Estas preparada? El salón estaba lleno. —Le pregunto su representante".
"Estás" con tilde. "Preguntó" con tilde ...
Dolores Soler Belmonte
08 sept, 01:18 h
Gracias lo tendré en cuenta
Marta Fernández López
05 sept, 19:19 h
Muchas faltas
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