«EL ÚLTIMO SUSPIRO»

La luz empieza a romper el alba y, como cada lunes de Carnaval, Lucca acompaña a una joven por las calles de Venecia. Este año los puentes están más vigilados que nunca para impedir su ritual, pero es un hombre de recursos y ha logrado introducirse en el interior del palacio ducal. Su destino: el puente de los suspiros; ahí logrará cumplir con su "tradición" festiva.
Cargar con disimulo el peso muerto de la joven drogada ha sido complicado, pero gracias a las máscaras, a su estado físico y a la adrenalina, lo ha conseguido. Antes de salir al puente comprueba, con tocamientos por encima de la ropa, que su acompañante sigue dormida. Feliz accede al puente y una voz de ultratumba le sorprende desde el lado opuesto.
—¡Llegas tarde, Lucca!
El hombre levanta la mirada y una figura de mujer, vestida con una túnica negra y una máscara de calavera, se alza ante él.
—Pero nunca es tarde si se consigue dos por el precio de una —responde con alegría mientras se quita la máscara y la mira lascivamente.
—¿No sabes quién soy, Lucca?
—¿Acaso debería de saberlo?
—Deberías... Soy aquella que te recogerá en tu último momento. Esta bambina no será víctima tuya, ella no está en mi lista de hoy.
Intentó gritar pero fue incapaz de emitir ningún sonido. La oscura figura comenzó a avanzar lentamente hacia él mientras le hablaba.
—¡Hacía tiempo que no vivía algo tan poético! Serás como aquellos reos que daban su último suspiro viendo el cielo y el mar por última vez antes de citarse conmigo.
La figura se desenmascaró y todas las caras de las mujeres que violó y mató los veinte años anteriores aparecieron en el rostro de la Muerte, segundos antes de que esta segara su alma para siempre.