—¡Señorita Calanta! Galen me está molestando —Bufó Danika.
—¡Galen! Como continúes incordiando, juro que te cortaré cada uno de tu seis tentáculos.
—Pero es que Danika no me deja ver la pizarra con su cabezacono...
—Bueno, chicos. Vale, ponte en primera fila con los siameses.
Galen se sentó junto a Axel y Astra que, si bien eran dos seres con sus respectivos cerebros y temperamentos, compartían el mismo cuerpo. Luego, la profesora mandó a Danika a sentarse detrás. Lyra y Thalasa, sus amigas reptilianas, la miraron con pena y telepáticamente, le dijeron que en el recreo le enseñarían las enormes moscas violetas y amarillas que su madre les había puesto para almorzar. Pero Kael, el babosa bobalicón, se rió de ella, y Valtor, el ewook, le empujó para que parara de reír.
—¿Todo bien ahora, chicos? Porque si seguimos así, no vamos a empezar la clase en la vida —dijo la profesora dando un suspiro tan largo que volaron sus papeles y los de sus alumnos—. Bueno, en fin. Hoy tendremos una clase especial de anatomía. Mis queridos maridos han cedido amablemente a esta escuela a dos especímenes del planeta Tierra. Iban vagando por una zona desértica, uno detrás del otro.
Los alumnos de la señorita Calanta, abrieron los ojos, bocas y oídos, así como los vellos se les pusieron de punta, las escamas cambiaron de color pasando por todos ellos, y las babas parecían un río por la excitación de ver en vivo a dos mitos andantes. Terrícolas, de quienes todo el universo hablaba.
Los maridos de la señorita Calanta entraron acompañados por dos seres humanos. Uno parecía estar nervioso y aterrado, el otro, simplemente nervioso.
—Para estudiar a estos seres anatómicamente, vamos a anestesiarles. Así, continuarán estando vivos y podremos ver como son por dentro. Incluso veremos como les late el corazón.
Pritus, el primer marido, inoculó el sedante al primer espécimen, y antes de contar diez, había caído en un profundo sueño.
El segundo marido, Cretus, hizo lo propio con el otro hombre. Sus venas eran duras y negras, y supusieron un reto para él. Contaron diez, veinte, treinta segundos... Cinco minutos y dos dosis más de anestesia después, el sujeto número dos aún estaba despierto.
En un momento dado, le desataron de la camilla en donde le mantenían tumbado y el grisáceo humano se avalanzó sobre el otro terrícola y empezó a morderle y a masticarle.
Los maridos, y la propia señorita Calanta, intentaron separar a aquel ser del pobre durmiente, que acabó colapsando cuando el caníbal se zampó su aún bombeante corazón.
Danika sacó en claro que, un humano te comerá si haces que te siga a través del desierto.
La señorita Calanta se enfadó con sus maridos, aunque aquel monstruo no les atacara ni a ella ni a sus alumnos. De hecho, no atacaba a nadie en aquella escuela.
Más tarde, entre las pertenencias del terrícola fallecido encontró La Guía de Supervivencia Zombi. Jamás escuchó nada sobre zombis, y ahora tenía uno para estudiar.
«En clase de Genética»
500 palabras
4 minutos
8 lecturas
Reto creativo
«La magia de J K Rowling»
Tu personaje es un alumno de una escuela de magia.... algo diferente. Imagina la vida y los problemas de esta escuela.
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👏👏👏
Saludos Insurgentes