«En el más allá»

Celda 13, a 24 de abril de 2022

Querida mía,
Invierto en ti estos minutos antes de mi ejecución. Sí, en ti que has sido, eres y serás lo más importante de mi vida, y en mi muerte. Porque nunca he sido religioso pero creo en el más allá, en que algo nos espera tras pasar por este valle de lágrimas. Y esta creencia me ha ayudado a soportar estos largos años encerrado en mi celda, casi incomunicado. Al principio, no quise relacionarme con otros presos en el patio ni en las distintas actividades que ofrecía el centro penitenciario. Las largas sesiones con el abogado de oficio no servían para nada. Su objetivo era sacarme del corredor de la muerte, siendo mi único interés entender lo que había hecho; lo mal que lo había hecho. Volvía a ese callejón una y otra vez. Al disparo, la sangre, la respiración entrecortada, esos ojos que me miraban fijamente. Hasta que mi mente lo ordenó todo, comprendí mis errores y me perdoné a mi mismo. Para ese momento, ya estaba condenado a la silla eléctrica y no había vuelta atrás. Teniendo en cuenta que la muerte para mi no era el final sino el principio de todo, saber cómo y cuándo iba a dejar este mundo no me asustaba; al contrario, deseaba que llegará la hora lo antes posible. Y aquí estoy, preparado. ¿Lo estás tú? En breves instantes mi alma abandonará mi cuerpo con un solo propósito: acabar lo que empecé aquella noche en que la única bala de la que disponía no fue certera.


Sin otro particular por el momento...