ENTRE TINIEBLAS
Abro los ojos. No sé donde estoy. Tengo el pelo mojado y una gota cae sobre mi hombro izquierdo. Ese tintineo no cesa, y el pequeño ruido de una máquina cortadora interrumpe mi concentración. El cuarto tiene pocas dimensiones; al estirar la pierna hacia el lado toco la pared; me pongo a cuatro patas y camino hacia adelante, pero estoy en un hueco de poco más de 8 metros cuadrados. La habitación es fría e incómoda y todo está muy oscuro. Sentada sobre un colchón muy delgado y blando, intento descubrir donde estoy. ¿Por qué no hay luz?¿Cómo llegué aquí?
- Holaaaaa!! ¿Hay alguien? Lo último que recuerdo es una sombra, detrás de mí; la calle, sin luz, sólo iluminada gracias a la luna llena, dibuja mi camino hasta casa. Me había retrasado con el trabajo y cuando eran las 8h de la tarde se produjo el apagón. Unos días antes, llegó un aviso al wassap: el 24 de noviembre de 8h a 8.30h se apagaría todo, como protesta contra la transición energética. Aunque estaba a cinco minutos de casa; lo que otros días me daba seguridad, hoy, un presentimiento invadía mi cuerpo.
A pesar de todo, sigo caminando, pero unos pasos se acercan. Enciendo la linterna del móvil; me giro, pero no veo a nadie. Cuando vuelvo… un paño húmedo en mi cara roba mis pensamientos.
Una luz, veo una pequeña línea de luz; una puerta que se abre, ¿Quien será?
- No te asustes, María; aquí estarás bien. Abre la caja cuando salga, tiene ropa y comida; la tubería estará arreglada esta mañana, y ya dejará de molestarte.
- ¿ Quien eres? ¿Por qué me tienes aquí encerrada?
El miedo invade mi alma y... la angustia se apodera de mí. -¡Déjame salir de aquí?
Los giros que da la historia son brutales, el principio es el fin y el fin es el principio. Enhorabuena.
Saludos Insurgentes
Buen relato