Después de dos años de agonía, por fin llegó el día que tanto llevaba esperando. Ese 20 de octubre que sería, sin duda, el comienzo de una nueva vida. Y vaya que lo fue, pero no como lo había planeado.
Viajé durante horas, dejando atrás el olor a salitre del mar hasta llegar a la ciudad que nunca duerme, Madrid.
Las pruebas habían sido más duras de lo previsto y no conseguí superar el baremo necesario. Salí de la academia totalmente derrotado y con tal grado de ansiedad que no era capaz de llorar ni de gritar, aunque era lo que más necesitaba.
Me coloqué los auriculares, abrí Spotify y busqué mi canción favorita, esa que me trasladaba a un estado de libertad y paz. Me puse a caminar sin rumbo mientras escuchaba “Pero a tu lado” de los Secretos.
Canturreaba ensimismado cuando, de repente te cruzaste en mi camino, o fue el destino quien se cruzó, y caímos al suelo. Te miré y el océano de tu ojos enamoraron mi alma. El móvil gritaba
" Ayúdame y te habré ayudado
Que hoy he soñado en otra vida
En otro mundo, pero a tu lado"
Hoy, después de años viviendo juntos he sido llamado a filas. Hemos vuelto al retiro, donde nos tropezamos y nuestras vidas se encontraron. A comprar ese helado que tanto te gusta y que a mi siempre se me escurre por los labios. Me has mirado, te has reído y esa sonrisa me ha trasladado a la primera vez que te vi, esa primera vez que mientras escuchaba:
"He muerto y he resucitado
Con mis cenizas un árbol he plantado
Su fruto ha dado y desde hoy algo ha empezado"
me enamoré.
No se que pasará, pero si sé que "en otra vida, en otro mundo, pero a tu lado"
Ey, mola escuchar una canción mientras escribes, ¿que no? También mientras lees, experiencia más completa.
Las letras de Álvaro y Enrique Urquijo, inigualables a la par que emotivas.
Enhorabuena.
Saludos Insurgentes.
Enhorabuena por el relato.