A quien le corresponda:
Estas van a ser mis últimas palabras, así que escribiré con cuidado y buena letra para que cada una de ellas esté clara. Habéis ganado. Enhorabuena, después de tanto presionar y presionar, habéis conseguido convertirme en un monstruo. Me pregunto, si alguna vez reconoceréis el monstruo propio que vosotros tenéis.
¿Mis crímenes? La mayoría ciertos, algunos incluso han perdido parte de la verdad y se han suavizado con el tiempo. Pero en los juicios nunca se juzgan las causas. ¿Alguna vez alguien me preguntó por qué? ¿A alguien le interesó?
No. El medio no justifica el fin, dirán. Pero eso solo es válido cuando tu fin es distinto del de ellos.
Estoy cansado, muy cansado. Ni si quiera puedo ordenar mis pensamientos, sé que entre ellos aún queda algo de sentido común, pero al parecer no el suficiente para tomar el trato que me ofrecieron. Claro que, ese trato no saldría nunca en las noticias, solo lo haría mi muerte, convertida en un espectáculo para calmar sus remordimientos.
Ese trato podría haberme salvado, pero el precio habría sido demasiado alto.
Estoy cansado, muy cansado. Mañana moriré, y aunque mi muerte tendrá un significado que es más de lo que tienen la mayoría, tengo miedo. Mi imagen ya ha sido distorsionada muchas veces aun conmigo respirando; ¿qué ocurrirá cuando muera? ¿qué harán con mi recuerdo?
Así que estas palabras son para quien lo lea. Es cierto que fui un monstruo muchas veces, pero solo, porque tuve que serlo. Solo, porque estuve rodeado de otros mucho más peligrosos. Y no te equivoques, mi lector desconocido, esos no morirán cuando mañana yo deje de respirar.
Hasta siempre.
Un hombre condenado a morir.


Me ha gustado.
Saludos Insurgentes