- Señor Presidente, estamos trazando las líneas a seguir tras el choque de los aviones en las Torres Gemelas, pero tengo que comunicarle que otro avión se ha estrellado contra el Pentágono.
- Stafford -Brian Stafford era el jefe del servicio secreto durante los atentados-, recopilen todos los datos posibles y pásemelos, porque vamos a emprender acciones inmediatas contra Afganistán.
- Pero señor Bush, deberíamos centrar nuestros esfuerzos en blindar otros edificios gubernamentales y puntos clave del país.
- ¿Y eso a quién le importa?
- Podríamos poner en riesgo miles de vidas a cambio de iniciar una ‘venganza’ contra alguien que no sabemos si ha participado.
- Me dan igual las vidas que estén en riesgo, estamos hablando de algo mucho más importante.
- ¿Me está diciendo que es más importante enviar tropas a Afganistán sin informes sólidos que salvar vidas?
- Esto ya está planificado. O me pasa los informes o saco informaciones privadas suyas sobre su terreno en la Palm Beach de Miami.
- Señor presidente, estoy grabando la conversación, si yo caigo, usted cae. No tengo nada que perder.
….
- ¿En qué piensa, señor Stafford? Le he dicho que me pase el dado, que me toca tirar a mí.
- En nada, señor presidente, solo pensaba en el plan a seguir si derribaran las Torres Gemelas algún día.
- Eso es imposible, Stafford, ¿pero qué se le había ocurrido?
- Nada, señor Bush, lo normal. Intentar detectar la vía del atentado y desactivarla: localizar al terrorista, al vehículo sospechoso o intentar derribar un avión con un caza.
- Nunca vendrán en avión, amigo.