Fabiola vivía con pasión la devoción por la escritura que heredó de su madre, y le prometió antes de que partiera, que algún día escribiría un libro y lo convertiría en Best Seller.
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Mateo era un diplomático muy respetado, recién jubilado, de semblante serio, empero, noble y muy cariñoso. Ahora debería encargarse de proteger y criar a sus hijas, no sabía muy bien cómo hacerlo; entre dudas y lágrimas silenciosas, rogaba a María que le ayudará desde donde estuviese. El mundo se le vino encima aplastándolo sin compasión , ni percibirlo. Había perdido su fe, la larga enfermedad de María y el deterioro que sufrió, le hicieron alejarse de cualquier tipo de creencia.
Susan era la más pequeña de la familia, tenía 10 años, se la veía aturdida, ausente y distraída por la falta de su madre, tenía un semblante que detonaba atención al detalle, elegante, alegre y traviesa, pero aparentemente indiferente.
Fabiola era más adulta de lo que su edad revelaba, con una elegancia connatural; alta, delgada y con una nariz pequeña que reflejaba infantilidad en su rostro, sobre sus mejillas se mecían unos rizos caprichosos, ajenos a cualquier peine que se le pusiese delante. Caminaba con paso firme, contoneando su cuerpo con distinción; erguida mirada, siempre contemplando “el primer piso”, como si llevase innatas las clases que se dispensan a las modelos. ¡Cuanta belleza!¡era el vivo reflejo de su madre!.
Las estaciones se sucedían con rapidez y Fabiola se sentía apesadumbrada y triste, no era capaz de llevar a cabo la promesa que le hizo a mamá. Un duelo diamantino le impedía concentrarse. No percibía inspiración alguna que la llevase a plasmar esa historia y convertirla en Best Seller.
Suavemente el dolor fue menguando y disipando en intensidad; el recuerdo siempre estaría latente en sus corazones y el ambiente amoroso y alegre de antaño regresó a casa de Mateo; Susan salió de su ensimismamiento y dirigió sus esfuerzos por proveer sonrisas de nuevo a Papá y a Fabiola.
La inspiración dio comienzo en la mente de Fabiola, entraban y salían ideas; contendían entre ellas intentando hacerse hueco y afianzarse, pareciera que combatían contra una cortina de raíces en un bosque africano, asomaban y se acumulaban una sobre otra, pero sin llegar a alcanzar el lugar que merecía su ansiada obra.
«¿Porque no escribir sobre la intensa vida de Mateo?», pensó Fabiola, tantos viajes y conocedor de más de medio mundo, culturas, personajes, costumbres; ¡buff!—resopló, no le llenaba, no al punto de escribir sobre papá.
«¿Y si escribo sobre mamá?, sus últimos años», con los ojos semicerrados dirigió su mirada hacia la izquierda y deshecho la idea negando con la cabeza; no quería compartir con nadie ese recuerdo, eso lo guardaría para ella siempre en su corazón; la remembranza de su madre le hizo esbozar una pequeña sonrisa y mirando al cielo le guiñó un ojo a María. Ante la lucha sin control de sus ensoñaciones y con la ardua tarea de aposentar una idea definitiva, llegó el día de su 18 cumpleaños.
Mateo, sabía por conversaciones con María que a Fabiola le apasionaba la ópera, y le hizo un regalo que jamás olvidaría. Había adquirido entradas para ver ‘‘Un baile de máscaras’’ de Giuseppe Verdi, en ‘‘La Scala de Milán’’, un viaje fascinante, que seguro sanaría en cierta manera las heridas abiertas.
Cuando Mateo le confesó a Susan, la sorpresa que tenía preparada para Fabiola; lanzó al aire los libros de la escuela y comenzó a brincar, triscando sobre los que yacían en el suelo; su cuerpecito se alzaba como un pequeño ‘‘joey’’, casi rozando las lámparas que custodiaban la entrada de la casa.
Ya en Milán, frente al hall del majestuoso “Teatro de La Scala”, Fabiola y Susan vibraban de emoción. Guardaron la compostura y con el porte elegante que las caracterizaba se dispusieron a entrar; Fabiola rodeaba el brazo derecho de Mateo y Susan sujetaba su mano izquierda.
El ‘‘usciere’’ vestido con su ropa tradicional, los acompañó a uno de los palcos de honor.
¡Nadie hubiese sospechado que esa noche iba a ser muy especial!
El telón de terciopelo inició su ascenso lento y pesado anunciando el último acto, dejando entrever una escena que no figuraba en el libreto. Súbitamente y a la vista de todos, en el centro del escenario, una cabeza perfectamente colocada y el resto de un cuerpo junto al foso; allí reposaba el cadáver del que parecía ser, el director de la obra.
¡Fabrizio, il direttore!—gritó la Soprano apesadumbrada,cuando de repente algo llamó su atención, el cuerpo ajeno a la cabeza, yacía con una partitura abrazada junto a su pecho, como en un acto de proteger tan preciada obra; con sutileza consiguió deslizarla de entre sus manos y exclamó: —‘‘Mi Particella ha desaparecido, esta no es mí Particella’’.
«¡Buffa!», pensó y ¿que tiene esto de cómico?».
La Soprano, atónita, absorta y descreída, emprendió una danza disparatada, acompañada de aspavientos, girando sobre sí misma en el escenario como una peonza en el patio de un colegio; su tocado se deshizo y saltaban despavoridos como flechas los pasadores que lo sujetaban. Repentinamente su cuerpo se detuvo ante la mirada incrédula del público asistente, parpadeo repetidamente, resopló jadeante y creyó oportuno iniciar ‘‘Finale Ultimo’’.
Pasó sus manos por la cabeza intentando ordenar su cabello y mirando al ‘‘Direttore alternatto’’, inclinó su cabeza en un gesto de aprobación; abandonando la tristeza y el escepticismo por un momento, la orquesta hizo sonar al unísono todos y cada uno de los instrumentos.
La voz de ‘‘La Soprano’’ se alzó en un caudal de voz grave nunca antes presenciada; invadió el teatro al completo y ante la mirada absorta de los asistentes inició descifrando nota a nota el desenlace de este, ‘‘Asesinato en la Ópera’’
Fabiola, sin perder detalle, sintió en su oído una voz que le resultó familiar y que le decía ‘‘es tu obra, no pierdas la oportunidad de anotar todo lo que está sucediendo y escribe tu libro’’. Juntó sus manos, cerró sus ojos, alzó su cabeza, inspiró y dijo —Gracias mamá.
Sin duda, estaba presenciando el mejor argumento para su particular ‘‘Opera Prima’’, la que prometió a su madre y que alcanzó convertir en‘‘Best Seller’’.
Te agradezco mucho tu comentario, además me ayuda a mejorar, ya que soy esctitora novel. He terminado mi primer libro ( pendiente de publicar) y este es mi segundo relato corto. Me ayudaría si me dijeses cuales son los depistes , muchas grcaias de nuevo .
Irene López
Te auguro un futuro lleno de éxitos.
FELICIDADES.
😊💪😙