Miquel Quetglas (Maiky Forrester)

«Joshua García: El último profeta»

988 palabras
8 minutos
81 lecturas
Reto creativo «Escribir es invitar»
🏆 Fantasea sobre la vida de un autor o autora que convierte en best seller su ópera prima.
Acompañadme en la historia de Joshua. Un joven singular al que su fe y amor por el espectáculo llevaron a convertirse en el escritor más leído del siglo XXI.

Joshua nació en Madrid. Sus padres regentaban la carnicería del barrio. Fervientes devotos, cubrían las paredes de su negocio con carteles sobre las actividades de la parroquia. Así pues Joshua creció entre misas, cuchillos carniceros y la clientela que acudía a la tienda.

Desde niño fue extremadamente parlanchín. Con corta edad ya repetía con soltura los chascarrillos que oía a sus padres, haciendo las delicias de su público que reía y le adulaba.

En su temprana adolescencia, su pelo largo, liso, su cara afilada y la escasa barba que creció por el mentón, le daban más que un aire a nuestro señor Jesucristo. Consciente de ello, no dudó en buscar popularidad tras los atriles en misas, optando a acólito mayor en cuanto tuvo oportunidad.

Llegó a la mayoría de edad manejando una elocuente oratoria, con la que enredaba la mente de los chavales de su edad y no pasaba inadvertido en sermones grupales. Era en éstos, donde con furia, liberaba su voz por la abarrotada parroquia acompañada de iracundos gestos. Un público absorto le recompensaba con ovaciones llenas de júbilo.

Fue así, como nuestro protagonista llegó a convencerse de que tenía un don, un regalo de la creación, una gracia dada por Dios.

Alentado por la creciente popularidad de YouTubers, Twichers, TikTokers y demás celebridades digitales, decidió dar el salto a la comunicación audiovisual. Bastó con un micrófono que pedía prestado de la parroquia, un aro de luz led que compró en el todo a cien del barrio y su móvil para comenzar su andadura por las redes.

Con dedicación y empeño, al llegar del instituto, pasaba las tardes enteras en su cuarto grabando y editando. Al principio sus mensajes caían en saco roto, pues apenas una decena de espectadores le acompañaban en sus oratorias. Pero poco a poco, las cifras de audiencia comenzaron a subir.

Joshua García Gracia emitía en directo en plataformas digitales bajo el alias de «Joshua el predicador». Su labia propagando el cristianismo no tenía parangón. A sus diecinueve años contaba con casi un millón de seguidores entre todas sus redes, convirtiéndole en un referente de jóvenes religiosos.

No pasó desapercibido en El Vaticano y su misión de tratar de captar público joven, tan desarraigado en estos días de la fe cristiana. Subvenciones y algún que otro favor en televisiones de todo el mundo lanzaron a Joshua al estrellato mundial. El casi un millón de seguidores se convirtió en unos cuarenta millones alrededor de todo el planeta en cuestión de meses. Entre entrevistas, eventos multitudinarios y grabaciones con mucho presupuesto discurrieron los días del joven Joshua que, como casi todos los jóvenes, no estaba exento del pecado de la avaricia.

Siempre le acompañaban sus amigos, y a su vez amigos de amigos que se subían al carro. Las directrices a sus colegas de siempre estaban claras: «Invitad a quién queráis, todos me lamen el culo», decía refiriéndose a la adulación que sufría por parte de los medios. Así que allá donde iba, una pandilla de muchachos de su edad iban junto a él hambrientos de aventuras.

No fueron pocas las actitudes desafiantes a sus patrocinadores. Su altanería hacía tambalear contratos millonarios, sus caprichos sacaban los colores a más de uno y su séquito de acompañantes arrasaba con todos los lujos a su paso.

Tanto creyó en sí mismo que la frase «Dios no dejará que muera nunca, me lo ha dicho en sueños y así será.» era cada vez más frecuente. De nada sirvieron las llamadas a la moderación al predicador, que con cada curva ascendente en su popularidad, perdía un poco más la cabeza.

Quiso el infortunio llamar a su puerta. Una torre de luces cayó sobre él y varios miembros del equipo de una televisión, dejando cuatro muertos y un herido. Sí, habéis imaginado bien, el herido era Joshua que quedó en coma inducido.

El escándalo fue mayúsculo. Miles de fanáticos se agolpaban en aquel hospital de Madrid. Las fuerzas y cuerpos de seguridad no daban abasto con la cantidad de fieles que llegaban de todas partes del mundo. Se improvisó un inmenso campamento a las puertas del edificio cortando varias calles, el cual se llenó de tiendas de campaña y pancartas de ánimo. Multitud de autoridades cristinas acudieron al hospital, accediendo a la habitación en busca de la preciada foto con el joven comatoso.

Como bien adivinaréis no acabó aquí la historia. Joshua no estaba destinado a morir todavía. Pasado un mes despertó, rodeado de su familia, amigos y algún patrocinador. Un nuevo tsunami de noticias inundó al mundo entero. El joven predicador había vuelto de entre los muertos.

«He visto a Dios. Me ha enviado de vuelta a la tierra con una misión. Pronto, muy pronto queridos amigos, tendrán todos los detalles» fue el comunicado oficial.

Los medios rebosaban de noticias sobre el joven mesías, que había logrado regresar del mas allá. Las tertulias de todo el mundo opinaban sobre el insólito hecho especulando con todo tipo de teorías.

Todo el planeta estaba pendiente de lo que Joshua García Gracia tenía que comunicar. La cuenta atrás de su Web oficial : joshuaelpredicador.com terminó. Un vídeo promocional de Joshua se visualizaba en pantalla completa con mensajes como: «Todas las respuestas, en mi libro» o «Un libro indispensable para todo buen cristiano».

Siete días después de salir del coma, en un récord absoluto en velocidad de publicación, el libro «Joshua García: el último profeta» se distribuyó en cincuenta y cinco idiomas.

Algunos dicen que su equipo ya lo tenía escrito. Otros, que Joshua nunca estuvo en coma. Sea como fuere, con novecientos millones de copias, su libro se convirtió en el más vendido de la historia tan sólo superado por la mismísima Biblia.

Habían creado el libro de fe cristiano del siglo XXI.
Miquel Quetglas (Maiky Forrester)
Nací en el 86 y vivo en Zaragoza. Trabajo de programador informático. He escrito poesía desde…
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32 historias publicadas.

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Víctor Lázaro Cebolla
04 sept, 18:35 h
Jajajaja muy bueno
Miquel Quetglas (Maiky Forrester)
04 sept, 18:51 h
Gracias Víctor 😉
Celia García Mendieta
06 sept, 16:32 h
Buena historia y ¡¡bien narrado!!
Miquel Quetglas (Maiky Forrester)
06 sept, 16:43 h
¡Me alegra que te haya gustado Celia! Gracias 🙏🏽
J.C. Wieland.
06 sept, 21:08 h
La historia mola. Joshua supo venderse bien.
Miquel Quetglas (Maiky Forrester)
06 sept, 21:38 h
Me alegro que te haya gustado la historia. Un Saludo!
Victoria Nieto Barrios
07 sept, 00:23 h
Oye, ¡muy original! :)
Miquel Quetglas (Maiky Forrester)
07 sept, 09:11 h
☺️☺️🙌🙌
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