«Juegos de rol»

Luis era buen anfitrión, pero le gustaba ejercer de líder y más desde que se le ocurrió el juego. Estuvimos en silencio contemplando la tormenta. Luis parecía pensativo y empecé a preocuparme. De repente un trueno sonó y hubo un apagón.

—En la calle hay luz, vamos fuera. — dijo Luis.

Tony, Nacho y yo nos quejamos.

—Cogemos los chubasqueros y pa el coche, vamos a algún sitio, aquí no podemos hacer nada sin luz... Además, ya tengo pensada la misión de Jose. Él la encabezará, pero le ayudaremos en su aventura.

Al final cedimos, nos pusimos los chaquetones, nos encapuchamos y corrimos hacia el coche, llovía a cántaros.

Luis condujo hasta que nos aproximábamos a una gasolinera y se detuvo en frente.

—Vamos a la gasolinera —dijo Luis.

Tony, Nacho y yo nos quejamos.

—La misión es recuperar el tesoro, la recaudación del día de la gasolinera.

—No pienso hacerlo.

— No va a pasar nada, iremos todos juntos. Jose, no te preocupes.

—¿Te has vuelto loco? — dijo Nacho.

—Y una mierda, yo paso, esto no es un puto juego, es un atraco. Nos estamos jugando la cárcel.—dijo Tony.

—No va a pasar nada, todo está desierto, llueve a cántaros. Y solo hay una chica encargada de la gasolinera. —dijo Luis.

Al final cedimos, Luis nos dio unos cuchillos y unos pasamontañas. Salimos, llovía a cántaros, corrimos, entramos en la gasolinera. La cajera al vernos comenzó a gritar con la cara descompuesta, temblando, alzando las manos sobre su cara.

No habíamos terminado de recoger todo el dinero cuando de repente entraron tres encapuchados armados con pistolas.

—¡Al suelo, soltar el dinero y tirar los cuchillos!

Uno de los tipos cogió la bolsa y salió por la puerta corriendo subiendo en un coche, los otros dos salieron lentamente apuntándonos.