«"Kush"»

Mientras la boca de mi supuesto “mánager” escupe sus decepciones sobre mi comportamiento y sobre su involucración y preocupación inmensa (y falsa, amigo mío, falsa como su cara), intento encender un porro. El hombrecito ha hecho el gran trabajo, la fama que le debo yo y mi grupo no se puede negar, por supuesto que no. ¿Pero acaso no debería de estar agradecido él a nosotros por sus vacaciones en Tenerife con todas las promiscuas decisiones que había tomado para encontrar su supuesto rincón de la felicidad y el poder entre todas esas bailarinas y las cuentas que maneja? ¿Quién es él para indicarme si pueda o no fumarme un peta y pasar de todo? Cierro la puerta ante sus narices , bajo la escalera del local de nuestros ensayos. Es la hora perfecta para salir sin que nadie esté gritando en el otro lado de la calle mi nombre y lo guapo que soy. ¡Cómo si fuera yo guapo! Si no tuviera el talento, si no pudiera tocar la guitarra, seguro sería el más guapo fracaso de mi madre. Los fans molan. Pero si no te dejan ni cagar tranquilamente, esto ya es un rollo de esos agobiantes… Siento que el peta me baja la tensión. Algún día dejaré esta mierda. El día cuando pueda ir tranquilo al bar cualquiera sin  que nadie me diga las falsedades para caerme bien…
De pronto oigo un eco de “es él”. Me echo a correr al mismo infierno dónde el gran hombrecito al verme por poco se desmaya de la felicidad. No es por él que vuelvo. Lo sabe muy bien. Soy simplemente fiel a mi “Gibson”, la madre que te parió, enano…