«La carta»

Recuerdo aquel día, era un día lluvioso donde Laura y yo nos sentábamos frente de la ventana a observar las gotas caer y contar historias o recordar anécdotas con nuestro té y bizcocho.
-Mamá te acuerdas de la vez que te comiste un plato lleno de macarrones y resulta que la salsa de tomate estaba caducada-dijo Laura mientras se reía-. Esa tarde tuviste que ir a urgencias por el dolor de estómago.
-¡Ay! Vaya cosas recuerdas hija- dije mientras cogía la taza de té-. Desde entonces no he vuelto a probar esa salsa.
El tiempo pasaba volando y cuanto menos me lo esperaba mi hija se iba haciendo toda una adulta. Es increible lo rapido que crece y dentro de un par de años irá a la universidad.
Desde que nació hemos estado luchando nosotras dos juntas contra el mundo y las dificultades que nos hemos estado encontrando. Celebrábamos las victorias y nos hacíamos más fuertes en los altibajos. No existía la palabra fracaso en nuestro vocabulario siempre es momento para aprender.
-¿Sabes? Ya sé a lo que me quiero dedicar-comentó Laura-. Seré Doctora y así podré ayudar a las personas.
-¿Si? eso está genial cariño, pero no lo hagas solo porque te has viciado a grey's anatomy.
-No, no es por eso-agregó con una cara de culpabilidad-. Estaría bien la verdad.
-Tú puede ser lo que tú quieras, siempre y cuando lo que hagas te apasione. Siempre te apoyaré.-dije mientras me levantaba a coger un libro.
-¿Aún si quiero ser payasa?-dijo y soltó una carcajada a lo que yo me uní.
-Sí, aún así.
Ese ambiente, esas risas y esas conversaciones siempre me han dado la vida. Así que mamá cuando leas esto por favor cuida de Laura y que siempre afronte las dificultades con la cabeza alta porque yo ya no estaré.