Dos minutos, tan solo dos minutos fueron suficientes para que el mundo de Natalia se derrumbara de repente. El test era infalible y la segunda raya rosa era la que daba la terrible noticia. Estaba embarazada, y lo que para otra mujer era motivo de dicha, para ella era una verdadera tragedia. Aquel ser que crecía en su interior, era para ella el duro recuerdo de una noche aciaga. Aquella noche en la que fue atacada y violada. Aquel desconocido no solo había mancillado su intimidad y forzado su voluntad. Había dejado en ella la semilla y recuerdo de un acto vil y atroz.
Pero aquel ser que ahora luchaba por su vida en sus entrañas, también era en parte de ella, parte de su sangre, parte de su ser. No deseaba en absoluto tener aquel niño en aquellos momentos, pero eran muchas las voces que en su cabeza le decían que acabar con aquella pequeña vida estaba mal. ¿Acaso él tenía la culpa de ser el resultado de un delito?
Natalia tenía que tomar una decisión, salió de casa y comenzó a caminar por las oscuras calles de una ciudad que ya dormía, como queriendo espantar los fantasmas de otra noche fatal. Llegó al mismo callejón donde fue llevada para ser violada y rememoró mentalmente la escena. Enfrentarse a sus miedos era la mejor forma de espantarlos, o al menos eso creía ella.
De pronto escuchó los gritos de otra mujer, y el fondo del callejón, vio a aquel violador atacando de nuevo. Una fuerza superior la lanzó a acudir en su ayuda. Sacó una pequeña pistola de su bolso y disparó tres tiros en la cabeza del agresor.
La decisión estaba tomada. El pequeño no debía de morir, ya lo había hecho quien lo merecía en verdad.
El giro final es brutal!
La decisión ya está tomada.
Bien relatado paisano.
Saludos Insurgentes
Me gustó mucho.
Saludos