La cogió de la mano y, mientras la miraba a los ojos, le juró amor eterno... Solo hasta que apareciera su mejor amiga y la traicionara como un judas moderno hijo de p...
¡AAAAH! «¡Maldito sea el bastardo que aún tengo metido en la cabeza!»
Por su culpa no soy capaz de continuar mi novela sin destrozarla.
Un año. Llevo trabajando en este libro un año y ahora no puedo evitar las ganas de vomitar con cada palabra.
Uy, perdón, no os he puesto en contexto. Me presento: soy Bela y soy una escritora en apuros.
Si te estás preguntando por qué, es muy sencillo. Escribo novela romántica y me acaban de destrozar el corazón. Puede que algunos penséis que eso me puede servir de inspiración para escribir sobre desengaños amorosos, pero lo cierto es que ahora todo lo que tenga que ver con el amor me da alergia.
La vida, a veces, tiene un sentido del humor demasiado negro. Y no os voy a mentir, si yo viera esta situación desde fuera, me reiría hasta ahogarme.
La cuestión es que mi novela está basada en mi historia con… llamémosle “el Abejorro” (por ir a por las flores más jóvenes y turgentes). Un romance lleno de idas y venidas, incertidumbre y demasiada pasión. Era uno de esos amores que te consume y te quema, donde pierdes el límite entre esa persona y tú.
Como lectora empedernida y romántica hasta la médula, entré en la relación dispuesta a darlo todo y con las expectativas por las nubes. Ahora soy consciente de que no tenía absolutamente ni idea de lo que estaba haciendo. Estaba enamorada, sí, pero de la idea del amor. Y eso, amigas y amigos, es un jodido problema.
Bueno, intentémoslo otra vez.
La cogió de la mano y, mientras la miraba a los ojos, le juró amor eterno. Sus labios se encontraron y ambos se fundieron en un beso apasionado.
―Te amo, Roberto ―dijo ella rozando sus labios.
―Yo también te amo, Ana Be… ―se interrumpió con los ojos muy abiertos.
―¡¿Ana Belén?! ¿Mi hermana Ana Belén?
No puedo. Ya no sé si reír o llorar.
Soy incapaz de escribir un buen final para esto. A mi mente acuden todo tipo de escenarios en los que la relación se va a la mierda, tan rápido como vino.
Estoy a un segundo de tirar el portátil por la ventana. «No puede ser que aún siga así por ese picaflor». Me había permitido a mí misma una semana de luto por la muerte del amor vivido, pero ahora necesitaba avanzar con mi vida y mi trabajo.
«¿Qué voy a hacer?» No puedo entrar en un bloqueo, ahora no. La historia está casi terminada y he invertido mucho tiempo en ella. Me sentiría muy mal si, después de todo, no pudiera acabarla.
«Espera un momento. ¿No había sido así mi relación?». Había invertido dos años de mi vida, había trabajado duro para que funcionara y, justo cuando creía que estaba hecho, se terminó. Eso me había convertido en una persona diferente. Puede que cambie con el tiempo, pero ahora mismo no sería capaz de confiar en nadie y mucho menos abrirle mi corazón.
Debía buscar un amor de verdad, no de esos sobre los que escribo. Uno en el que no me pierda, sino que me encuentre. Y no puedo hacer eso si sigo luchando por una historia que acabó, pero no como yo quería. No puedo seguir nadando a contracorriente simplemente por evitar sentir que he desperdiciado mi tiempo.
No soy la misma mujer que empezó a escribir la historia. Ya no creo en ella.
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Enhorabuena amiga!
Saludos Insurgentes.
Enhorabuena amiga!
Saludos Insurgentes.