«La lunática de la luz»

A los cinco años conseguí arreglar el coche teledirigido de mi hermano mayor, ¡y funcionaba!. ¡Vaya que sí! Desafortunadamente, encontró su fin al estrellarse contra un árbol y fulminar un nido de pájaros.
Más tarde cumplí diez años. A esa edad ya entendía como funcionaban el sistema de cables de nuestra ciudad, y así fue como meses más tarde acabé robándole el WiFi a todos los vecinos. Me descubrieron cuando uno de los ordenadores de la comunidad reventó.

Ufff... ¡Necesitaría páginas y páginas para contaros todos mis trapicheos con la tecnología! Me llamaban lunática por todas mis ocurrencias, pero... ¿Acaso suena mal conseguir electricidad de una tormenta eléctrica? ¿O de un terremoto? ¿Incluso de la caca de tu mascota?

Ja. ¡El apagón mundial jamás me ha preocupado!
Me río en las caras de todos los que me tomaron por loca. Jamás creerían que, gracias a uno de mis últimos viajes, he conseguido una fuente de energía ilimitada. Y pensar que un animal tan peculiar como este iba a evitar que se me echase a perder la comida de la nevera...

― ¿Pika Pika?

Uno de mis ratones amarillos salta a la mesa del comedor. El roedor ladea la cabeza, mirándome fijamente con esos ojos tan oscuros y llamativos.

― Si te pica te rascas, Pikachu.