Marie, con un bonito disfraz veneciano blanco y dorado, corset apretado y falda abombada gracias al cancán que tenía en la parte interior, un gorro redondo con plumas blancas, y una máscara dorada muy brillante.
A unos 100 metros de ella, Bruno, con un disfraz verde botella, un gorro de tres puntas del mismo color y una máscara blanca.
Durante los días de Carnaval, el Gran Canal de Venecia es perfecto para camuflarse entre la gente. Miles de personas observan anonadadas las góndolas, escuchan embobadas el canto del gondolero, y se quedan impresionadas con los maravillosos disfraces.
¿Quién iba a reconocerles? Era el momento perfecto para el robo que tanto tiempo llevaban planeando: el de la máscara con detalles de cristal de vulcano que un famoso comerciante de seda tenía en su poder.
- Marie, aquí tienes la invitación a la fiesta del Señor Rizzo. Recuerda pasar desapercibida.
- Perfecto Bruno, nos vemos a las 22.00H en la sala principal.
Bruno había conseguido ascender hasta ser una pieza fundamental en la organización. Conocía todos los entresijos, había recabado suficiente información y estaba a punto de finalizar su misión. Si esa noche todo salía bien acabaría con Marie, la mejor estratega de esta red criminal.Lo consiguió.
La invitación no era para una fiesta privada. La invitación era una trampa. Unos veinte Carabinieri, entre ellos Bruno, estaban esperando que Marie actuara para arrestarla.
Mientras Marie era esposada, Bruno se quitó la máscara.
- ¡Mentiroso! ¡Lo pagarás!
Lo que Marie no sabía es que no iban a poder dar con él. Thiago, como así se llamaba en realidad, llevaba una máscara desde hace tres años que se infiltró en esta organización. Nada de lo que Marie sabía de él era verdad.
Golpe duro para los Fiorinos.
Hasta la siguiente misión Thiago.
Me ha encantado, enhorabuena.
Saludos Insurgentes.