«La partida continúa»

Tiro dado y muevo la última ficha amarilla que me queda en juego, las otras ya están a salvo pero la cuarta me queda atrapada tras un puente que dos discos rojos han hecho en su casilla de salida.

Pasan los turnos y el puente se mantiene intacto, el peligro me acecha cada vez más cerca con las fichas azules y verdes.

No sé cómo ocurre pero aparezco dentro de un tablero inmenso de juego vestida por completo de amarillo; junto a mí otras miles de personas llaman mi atención, se caracterizan por el mismo color pero las reglas del juego deben haber cambiado porque con nosotros hay mezclados jugadores que se distinguen por el color azul.

Frente a todos nosotros tenemos una muralla humana de jugadores de rojo, no deben comprender la normativa porque llevan armas y se niegan a tirar dado y considerar una apertura del muro. Al contrario, cada vez son más opresivos, nos atacan y nos dejan fuera de juego.

Nosotros, amarillos y azules, luchamos cada vez con más fuerza clamando por la libertad y defendiendo lo que legítimamente nos pertenece pero nos resulta muy difícil ofrecer resistencia y mantener a los nuestros a salvo.

Tras nosotros aparece un halo de esperanza en forma de ayuda humanitaria y militar, todos vestidos de verde, transmitiéndonos eso mismo que su color representa para poner freno a este ataque inhumano, a esta barbarie inexplicable para reconstruir nuestro país, nuestras vidas y nuestra dignidad.

Ahora los jugadores seguimos tirando dado y moviendo ficha solo que en esta partida tan especial los colores que representan nuestra bandera ucraniana nos unimos junto al verde esperanza para frenar el asedio del rojo sangriento que simboliza el odio del egocentrismo.

La partida continúa,  la lucha se intensifica pero unidos ganaremos esta guerra.