I
Desde que se giró y me sonrió, perdí la noción del tiempo. Pasé toda la clase mirándolo, y dibujando corazoncitos en el cuaderno. Él ni cuenta se dió, pero la profe de historia sí, así que me eligió para resumir la clase antes de irse. Leí los apuntes de la pizarra y pude hilvanar los eventos de manera coherente. Salvada por ver mucho History Chanel.
II
Increíble, mi improvisada exposición lo impresionó, ha pedido sentarse junto a mi…y que le pase las respuestas el día del examen. Creo que no será tan terrible si es una sola vez.
III
Bien, no fue buena idea, la profe de historia es un águila. Ya que estoy en este lío y siendo sólo nosotros dos en detenciones, Cupido podría echarme una mano.
Que sustos, de la nada, aparece un chico a mi lado y dice:
—Pues si quieres mi consejo, alejate de él.
—¿Y tú de dónde has salido?
—Es como si llegara volando— dice con una sonrisa mientras se gira un poco para mostrar sus…¡alas¡¿Qué &@&?/#%^ es esto?
—Soy Cupido, y si, puedo oír lo que piensas. No siempre, pero si cuando estás en modo “corazoncitos”—dice señalando mi cuaderno. Lo cierro ofuscada, confirmo que mi compañero de castigo y el profe no se han enterado y vuelvo a mirar a mi nuevo amigo imaginario.
—No, esos tíos no se enteran que estoy. Te repito, ese no es buen partido, a su exnovia le revisaba el celular y no la dejaba salir con amigas. Olvídalo.
—¿Qué clase de cupido eres? En lugar de usar tus flechas en ese chico, las usas para pincharme la ilusión. ¿A qué has venido?
—Vengo a ayudar al profe de matemáticas—dice señalando al escritorio— la profe de historia lo relevará en un rato.
El diálogo es ligero y muy bueno.
Por amor se hace cualquier cosa!
Saludos Insurgentes