Las calles venecianas en la noche de carnaval son más peligrosas que nunca, hay enmascarados que podrían ser ladrones o asesinos.
"Ninguna mujer debería salir sola" decía todo el mundo.
Pero ella paseaba sin miedo, tal vez ella era más peligrosa que cualquier enmascarado.
Y ahí estaba él, caminando hacia ella sin saber que aquella mujer le cambiaría la vida.
Ella iba disfrazada de cisne negro, con un tutú, una medias, una camiseta y una máscara, todo en negro.
Pensó que era la más hermosa que había visto nunca.
-¿Qué hace una mujer tan bella como usted caminando sola en la inmensidad de la noche?
Ella lo miró de arriba abajo, tenía un buen porte. Por su aspecto se podía saber que era de clase alta.
-No hay enmascarado que pueda igualar mi peligro.
-Conque es usted muy peligrosa.
Afirmó con un tono de incredulidad en su voz. Se sentía irremediablemente atraído e intrigado por esa mujer.
-Mucho más que usted, eso es seguro.
-Usted no sabe nada de mí - contestó sintiéndose atacado.
-Debe ser usted empresario, uno que gana mucho dinero. Es una persona que no cree en nada, ni en nadie si su instinto no se lo dice. Y su instinto le está diciendo que no me crea y que soy inofensiva.
-¿Como puede saber eso?
-Sé mucho sobre lenguaje corporal. Y sobre los hombres.
-Es usted todo un misterio.
-Y usted un libro abierto.
-Me concede el placer de conocer al menos su nombre.
-Me llamo Chiara pero me llaman la viuda negra.
-¿Es usted la mujer que está en busca y captura por intento de asesinato?
-Le dije que era más peligrosa que usted.
-Lo siento pero he de entregarla- dijo agarrándola del brazo.
-Lo siento pero tendré que matarlo- contestó sin un atisbo de duda.
La incredulidad es mala compañera.
El final nos deja con perplejidad.
Me ha gustado.
Saludos Insurgentes