«La voz de mi mamá»

No siento el corazón de mi mamá. ¿Qué está pasando? ¡Ah! Sin embargo esa voz la reconozco, es ella, mi mamá. Esa luz aterradora no me permite verla, mantengo los ojos cerrados.
 
Alguien me aleja de ella, pero no entiendo porqué. Me siento frustrado, pues lo que más deseo es estar junto a ella, sentir su calor, tocar su piel por primera vez, incluso escuchar esas cosas bellas que me decía mientras acariciaba su tripa antes de mi nacimiento, era tan relajante.

Una señora me coge en brazos muy feliz, sus besos en mi mejilla son placenteros y consigo relajarme. Es mi abuelita, me lo ha dicho. Mientras me balancea muy suave recuerdo algo, una nana, una hermosa canción que me cantaba ella misma cuando mamá la visitaba los fines de semana. 

Mamá ha llegado a la habitación, sin embargo, siento que algo no va bien. Mi abuelita se acerca a ella y, aunque su rostro transmite alegría, noto que su mirada muestra preocupación.

Por fin consigo reposar sobre el pecho de mi mamá. Percibo tristeza, emoción y  confusión. Me provoca un llanto y vuelvo con mi abuelita. Pobre mamá, la dejaré descansar y más tarde le transmitiré mi cariño, mi amor y mi gratitud por haberme traído al mundo.

Un señor con bata blanca se le acerca y le ayuda a incorporarse. No consigo verla con claridad, sin embargo, he podido percibir su belleza. Esa es mi mami, mi triunfadora, mi reina, tan poderosa en mi corazón como yo para ella. Yo la ayudaré a sentirse mejor, con mis caricias, mis sonrisas y mi entusiasmo. 

Vuelvo con ella y, recibiendo sus brazos con anhelo, descubro que algo me hace sonreír, la voz de mi mamá.