«Letras escondidas»

"Eso no es de señoritas..."
"Así no encontrarás un buen marido..."
Aquellas frases se me clavaban en el alma...
Todo este dolor, se esfumaba cuando, en el periódico, lograba ver algunos de mis escritos; nunca ponía mi nombre en ellos, pero siempre me los dejaba en la puerta de la imprenta. Siempre lo publicaban como "Anónimo".
Esto me hacía sentir libre de dejar mi imaginación volver y cumplir mis sueños...

Mis relatos fueron hacíendose cada vez más famosos, y la gente pedía leerlos; pero, la editorial, no conocía a la persona misteriosa que había tras ellos...
Comenté con mi hermano una loca idea: publicar una novela; él siempre había sido mi máximo apoyo.
Pero, en esta ocasión, con dolor, me dijo que no sería posible; pensaba que al estar bajo un nombre femenino, nadie querría leerlo.

- "Lo publicaré yo." -Propuso.

La idea de ver mi relato bajo otro nombre no me gustaba en lo más mínimo, pero mi hermano tenía razón... Si eras una mujer, tu trabajo no valía nada.

Seguimos el plan trazado por mi hermano, y el libro... ¡Fue un gran éxito!
Llamaron a mi hermano para hacer una entrevista frente a todos, fue un honor para la familia, mi padre estaba pletórico y alardeaba del trabajo de su hijo; yo tenía un sabor agridulce... Estaba emocionada por el éxito de mi obra, pero nadie sabía que, en las sombras de ese éxito, estaba mi trabajo...

- "¿Cómo hizo esta obra maestra?" -Preguntaba el reportero.
- "Esta obra..." -Me miró fíjamente.- "Se la tienen que agradecer a mi hermana."

No esperaba que fuese a confesar aquello, delante de todos...
No sabía cómo iba a reacciónar la gente ante esa afirmación...
Al mismo tiempo, una oleada de alegría sacudió mi interior, cuando, mi regio padre, se fundió conmigo en un abrazo...