Herman entró como cada día a la Reichs-Rundfunk-Gesellschaft, la cadena de radio donde trabajaba desde hacía años. Aquel día habían bombardeado la calle lateral de su vivienda, por lo que le había costado llegar puntual a su puesto de trabajo. Desde que Hitler llego al poder cada vez le era más difícil poder realizar su pasión, ser locutor era más que su profesión, era su vida. Pero hacía tiempo que había dejado de gustarle, no había libertad, no se podía comunicar de manera integra los acontecimientos acaecidos durante los últimos meses, no se podía recitar cierta poesía u obras literarias, ni obras de teatro, ni canciones ni melodía favorita.
Aquel día entró sin mirar a nadie ni a nada, se sentó en su habitual silla y saludo a su público con su habitual alegría, aunque esta vez era simulada. Poco después del inicio de su puesta en escena, empezó a escuchar como varias bombas se acercaban al lugar donde se encontraba. En un intento de tranquilizar a sus interlocutores empezó a reproducir la primera melodía que se encontró en su mesa sin saber que esa acción sería su condena. La melodía que se escucho por toda Alemania no era menos que una canción de la lista negra del país, era una canción del cantante de Jazz, conocido como Artie Shaw.
Al llegar la noche Herman no terminó de llegar a su domicilio, en la calle lateral, donde horas ante habían caído algunas bombas le esperaban dos soldados de la RSS, los cuales le dispararon sin miramiento ninguno. Actualmente millones de personas pueden escuchar a Artie Shaw desde sus casas, pero aquel día falleció Herman, al igual que otros miles de personas por no poder ejercer su libertad. Herman es un personaje ficticio, todo lo demás es real.
Alucinamos. Escribiste súper rápido.
Y está genial.
Felicidades 👏🏻👏🏻👏🏻
La triste realidad de todas las dictaduras y dictadores!
A nadie se le puede privar de su libertad y de expresarse de manera libre.
Buen relato.
Saludos Insurgentes
Muy buen relato.