«Los cizañadores»

Al igual que Papá Noel reparte regalos cada Nochebuena, mis cizañadores cambiarán los paquetes que tengas preparados para tu pareja, cada trece de febrero, para que el catorce todo se venga a bajo. He tardado décadas en desarrollarlos y almacenarlos, pero están listos. Si tu esposa va a recibir los pendientes que tanto le gustaron de aquel escaparate, los cizañadores pasarán por tu casa y ella abrirá un paquetito con la llave de unas esposas. Tu novio no recibirá la Play Station 5, sino una aspirador ultra potente último modelo. No habrá ramos de rosas, y en su lugar pondremos condones hinchados. Las entradas para ese concierto añorado se convertirán en una pegatina para el coche que ponga "recuerdo de Fuengirola". El San Valentín de este año se convertirá en una fuente de mal rollo de tal envergadura que pocos se atreverán a volver a regalar el año que viene. Los habrá, seguramente, que insistan, pero volveré a sacar a mi cizañadores y cada San Valentín se convertirá en una pesadilla. Calculo que en unos seis años, teniendo en cuenta las estimaciones menos optimistas, el Corte Inglés eliminará de forma definitiva el catorce de febrero como una de sus fechas de ofertas, y en siete, ya casi nadie se acordará de que, cada año, teníamos la absurda idea de borrar la apatía con una caja roja de Nestlé.