«Madre soltera»

-No, no, no...mierda...joder
Clara se lamentaba gritando al aire en la soledad del cuarto de baño de su apartamento. El resultado del tercer test de embarazo que se había hecho también había dado positivo. Vicepresidenta de la segunda mayor empresa de mediación para la importación y exportación de productos nacionales e internacionales y con aspiración de llegar a la presidencia en unos cinco años con la jubilación de su abuelo. A sus 29 años se encontraba llorando y maldiciendo la noche loca de hacía siete semanas en el congreso de Burdeos. Aquel joven empresario la había cautivado y el vino y las copas de más le habían jugado una mala pasada. Ese encuentro le había dejado un recuerdo para toda la vida. Clara siempre había querido ser madre pero junto a una pareja estable, no de esa forma. Una mujer en sus cabales, seria, responsable, comprometida con su trayectoria profesional y ambiciosa, muy ambiciosa. Pasaron varios días hasta que lo aceptó. Pero en el trabajo no rendía al cien por cien. Estaba dispersa, ausente...En su cabeza no paraba de repetirse una y otra vez: Madre soltera, vas a ser madre soltera, tendrás que coger la baja, meses y meses sin trabajar y un pequeño ser humano dependerá de ti por el resto de tu vida.
El insomnio empezó a hacer acto de presencia en sus noches, la falta de sueño le generaba despistes y falta de concentración, el miedo de no ser capaz de ser una buena madre y seguir con su trabajo la golpeó de pleno. Comenzó a faltar al trabajo, ya no se arreglaba tanto, no preparaba las reuniones, su rendimiento se vio reducido drásticamente. Había caído en una depresión al no ser capaz de enfrentar este nuevo reto que se había presentado en su vida.