«Marcus el genio»

Marcus no era muy listo, y para ganarse el respeto de los demás, dijo que conquistaría la Tierra él solo, sin usar ningún arma. Todos sus compañeros se rieron, sabían que su imperio conquistaba planetas de manera rutinaria, pero lo hacían a un gran coste bélico y logístico. El problema con los terrícolas, aunque fueran primitivos, es que tenían un arsenal de armas con las que podían destruir su propio planeta, dejándolo inservible, y su conquista siempre se aplazaba. Marcus empezó su plan con un pequeño experimento. Cuando se infiltró entre los humanos, haciéndose pasar por un torpe estudiante de la universidad de Harvard, pronto descubrió que los humanos tenían un alto grado de narcisismo. Les gustaba compartir sus pequeñas hazañas constantemente para conseguir la aprobación entre los suyos, así que jugó con su ego y le salió bien. Creó un programa en el que los humanos podían exponerse de todas las maneras imaginables a nivel global, y cientos de miles se registraban a diario, ansiosos de mostrar sus vidas. En dos años, Marcus pudo separar a mas de la mitad de los terrícolas por edad, raza, valores, miedos y preferencias sexuales. También pudo saber quiénes tenían un mayor estatus socioeconómico, y crear algoritmos acorde a sus personalidades para manipular sus decisiones. Así, incluso multinacionales terrícolas le pagaban a Marcus para que influyera en las decisiones de otros terrícolas. Puede que Marcus fuera estúpido para su especie, pero todo un genio para la media humana, y en menos de una década, apenas una fracción de tiempo para él, se hizo con el control del planeta, consiguiendo que los humanos le regalaran sus recursos y sus vidas, a cambio de nada. Los suyos quedaron impresionados, y nombraron a Marcus dueño del planeta, que gobierna con discreción hasta el día de hoy.