«Mi libertad»

Mis compañeros me decían que no me alejase, que permaneciera junto a ellos. Pero, estaba cansado, quería volar. Me sentía cansado de vivir todos los días la misma rutina, así que decidí marchar. 
Aproveché esa brisa en el crepúsculo para deslizarme y seguir su trayectoria. No miré hacia atrás, sólo quise observar el camino hacia la libertad. Qué sensación más maravillosa, seguir mi instinto y disfrutar de todo aquello que me rodeaba, era todo tan nuevo para mí.
Visualicé a lo lejos un bello paisaje, donde las flores de un color pasión me endulzaron la vista. Aquel sería mi destino, un lugar donde los días serían más alegres y festivos que en aquel camino tan desolado del que provenía.
Cuando me fui acercando entre matorrales centelleantes por los primeros rayos de sol, un gigante ser con alas azulencas hizo que me desviara de mi camino, me sentí algo frustrado, sin embargo, no tuve más remedio que seguir por donde me mandaba el viento.
Me fui desplazando poco a poco hacia un valle verde donde un gran roble comenzaba a florecer. De pronto el aire se detuvo, fue quien decidió mi destino al fin, aunque no me importó, pues al levantar la vista pude comprobar, que frente a mí florecían aquellas rosas aterciopeladas que tanto me habían llamado la atención, y simplemente, me dejé caer.