Roberto sabía tocar el bajo y por ello le habían reclutado los chicos de la Calle Victoria. Gracias a él habían conseguido grabar una maqueta decente y cerrar una actuación en la sala de conciertos más importante de la ciudad, pero al contrario que sus compañeros, a Roberto le detenía la vergüenza y, sobre todo, le paralizaba el miedo.
La música le había salvado en la adolescencia, cuando acudía al instituto ataviado con unas gafas de culo de vaso y le convirtieron en carne de colleja y motivo de escarnio. Pudo cambiar de centro pero jamás escapó del miedo ni se libró de la vergüenza. Se refugió en casa de una vecina que daba clases de música y aprendió a rasgar unas cuerdas al tiempo que soñaba cosas grandes dentro de una habitación pequeñita.
Alguien les dijo que conocían a alguien que tocaba el bajo en un viejo almacén. No tardó en integrarse, ávido de compañía y hambriento de reconocimiento.
Reconoció a los macarras del instituto en la cola del local y supo que no sería capaz de hacerles frente ni con cuatro cuerdas protegiéndole a modo de escudo.
Corrió en el sentido inverso, lanzó el instrumento al armario y sus compañeros le esperaron una eternidad antes de decidirse a tocar sin bajo y esperar el veredicto del público.
Roberto no ha vuelto a abrir el armario, pero de vez en cuando vuelve la cabeza atrás y juega a cruzar el umbral de la sala de conciertos el día que dejó que el miedo le cortase la voluntad. Entonces, seguro que seguiría tocando con los chicos de la Calle Victoria y sería parte del grupo más exitoso del momento, cuyas canciones se habían convertido en himnos y en cuya compañía había aprendido a soñar por primera vez en su vida.
Quien tiene vergüenza, ni come ni almuerza.
Roberto, para atrás solo, para coger impulso!
Narración y giros constantes perfectos Pablo.
El giro final muy bueno, triste por la ausencia del protagonista.
Enhorabuena.
Saludos Insurgentes
Gran relato, no todos son proto-héroes americanos. Yo también me he hecho cacas al ver las orejas al lobo.
¡Un abrazo muy fuerte Pablete!