Hace tiempo en una de esas cenas de amigos preguntaste que era el amor, tema controvertido donde los haya estoy segura que más de uno hubiéramos preferido que nos hablaras de sexo. Es curioso como el amor se ha convertido en tabú y el sexo no. No sé si te fijaste, pero se hizo un silencio y algunos empezaron a decir lo que se supone que debería ser el amor, recuerdo oír “entrega mutua”, me agobio escucharlo, me ahogaba pensarlo. “El amor también tiene cosas malas” dijo Aroa. “Menos mal, corazón que no quiera sufrir dolores, pase la vida libre de amores o eso dice mi madre” dijiste.
No te contesté, no podía, me dolía. Estábamos fatal, bueno ya ni estamos, estoy segura de que lo preguntaste a posta, tenías ese don, el don de dar donde duele. Al igual que ese día, ya no me salen las palabras, te fuiste y te las llevaste, por eso escribo de ti y escribo (de nuestro) amor y desamor, esperando a que vuelva mi escritura, esperando frenar nuestro asedio.
Esa pregunta me dejó pensando bastante y aun la tengo en mi cabeza, aunque ya me la hicieron hace mucho, en una misa de mi colegio. No entendía por qué el padre Alfonso quería que definiese el amor, por alguna razón me acuerdo de lo que contesté “Pues… el amor es… un sentimiento que necesitamos todos en algún momento”. En aquel momento tenía unos 12 años. Me doy cuenta de la buena memoria que tengo. No tengo remedio.
El día que preguntaste que era el amor, vi nuestra relación fotograma a fotograma como una película, como eso que dicen que antes de morir ves los mejores momentos de tu vida.La primera vez que me dijiste te quiero pensé dos cosas yo también y ¿Por qué? A veces, cuando me veo al espejo sé lo que está roto en mi, soy consciente de ello, pero aun así, cojo el espejo y lo rompo de un puñetazo, aunque siempre se queda un trozo, que me recuerda exactamente lo que hay, a veces lo toco y le doy pequeños golpes con el dedo índice, esperando que caiga, no cae. Me canso, estoy harta, me resigno, aceptó y dejó de golpear y de gritar a ese pequeño gran cristal. El espejo no miente, mis nudillos no mienten. En el fondo, el amor siempre me ha dado miedo tenerlo y perderlo. Esa maldita ambivalencia, esa maldita supervivencia. “¿Qué crees que les puede pasar a dos personas para dejarse de querer?” le dije. “Siempre he pensado que tengo fecha de caducidad en estas cosas, pero contigo me estoy replanteando si eso es verdad” comenté.
- ¿Sabes? eres todo para mi- dijiste.
- No puedo ser todo para ti, eso no es sano para ti, ni para mí - dije.
- ¿Por qué no? Hay todos sanos - dijiste.
- No los hay, imagínate que lo dejamos o nos morimos alguno de los dos ¡Nos pegamos un tiro! Es demasiada carga. Hay que reformularlo - dije.
- Sorpréndeme - dijiste.
- Mira yo no quiero ser todo para ti, ni que tu seas todo para mi. Eso nos haría daño, sin embargo... Yo quiero todo contigo, quiero un perro, vivir contigo, que me cuentes como te ha ido el día y yo contarte el mío e incluso discutir por quien limpia el baño o porque te has dejado la taza del café en la mesa, cosa que por cierto haces siempre. Yo te lo dejo caer ¿Entonces, todo contigo? - dije.
- Me gusta, todo contigo - dijiste.
- Todo contigo - dije.
A veces, solo a veces, los momentos tienen banda sonora. Ahora entiendo algunas canciones “Será tu voz, será el licor. Serán las luces de esta habitación. Será el poder de una canción, pero esta noche moriría por vos. Será el champagne, será el color de tus ojos verdes de ciencia ficción. La última cena para los dos, pero esta noche moriría por vos” decía Amaral. Aunque no lo parezca, no me considero una persona romántica. Culpo al exceso de endorfinas de mis palabras.Una vez leí que se tarda de media 2 meses en enamorarse y entre 6 meses y 2 años en superar una ruptura. Joder con el desamor. Esos fotogramas vuelven a mi cabeza mientras estoy escribiendo, me vienen esos buenos momentos, pero entremedias meto imágenes de la ruptura y las razones que me hicieron tomar dicha decisión. Últimamente no paro recordar dichos motivos como defensa, necesito protegerme decirme que hice bien, qué era lo que había que hacer. Me acabo de dar cuenta que estoy utilizando el condicionamiento conmigo misma, 4 años de carrera y un máster para esto. Sigo sin tener remedio.
Entonces me acuerdo de que tuve un sueño donde tú y yo estábamos en un barco que se hundía por la tormenta y teníamos que intentar sobrevivir a la marea, no me acuerdo si lo conseguimos. Puto subconsciente, puto Freud. Por el contrario me acuerdo perfectamente del día que lo dejamos, “Conmigo lo tenías tan fácil, con un hola me tenías” espeté. Recuerdo tus frases y las mías, recuerdo tener frío en verano. Cuando terminó la conversación y me aleje, muy en el fondo de mi quería que te hubieras acercado. Culpo a la literatura y al cine de mis altas expectativas, pero ese era el momento perfecto en el que el chico corre detrás de la chica, pero no en mi película. Puede que sí sea romántica o quizá me duele más de lo que pensaba.
Me he puesto a escribir "sin ton ni son", como se puede apreciar. Quizá en mi película el enfoque sea distinto, en Sabrina, Harrison Ford viaja a París en busca de Julia Ormond, quizá yo sea la que se tiene que buscar no yéndome a París sino dentro mí, quizá tengo que dejar de esperar, quizá tenga que empezar ser alguien para mí, aunque sienta pena, rabia, miedo y dolor. Yo iré a por mi. Mi bloqueo empieza y acaba contigo. Minuto y medio, metro y medio.
"Es curioso como el amor ": "cómo" también ... Te aconsejo revisar la acentuación.
Como tu historia. Un saludo!
"... que me cuentes como te ha ido el día": ese "como" debe llevar tilde.