“Queridos amigos. Sed todos bienvenidos al bonito homenaje que vamos a realizar desde este pequeño pueblo de los Alpes Suizos.
Detrás de mí, en la pantalla, pueden ver a un hombre que camina, renqueante y cabizbajo, hacia este pabellón. Si alguno de ustedes ha tenido, alguna vez, la oportunidad de encontrarse con su mirada frágil, habrá podido comprobar que sus ojos son el auténtico reflejo del horror y la tragedia. Frank combatió en la Segunda Guerra Mundial y, ese acontecimiento, marcó su vida para siempre. Si quisiéramos preguntarle por aquellos años, tengan claro que jamás obtendríamos una respuesta y, si se lo recordásemos nosotros, sepan que estaríamos causando un daño irreparable en su maltrecho corazón. Por ese motivo, vamos a aprovechar a contar su historia mientras llega hasta este escenario.
Frank formaba parte de un batallón que se iba abriendo paso por los pueblos, quemando casas y fusilando a sus habitantes. Una noche, cansado de ver las continuas atrocidades que se estaban cometiendo, decidió desertar y adentrarse en el pueblo que tenían previsto arrasar al día siguiente. Allí agrupó a todos los niños que encontró y se los llevó hacia las montañas, a un lugar por el que difícilmente pasarían sus compatriotas. Durante muchos meses, aun sabiendo que si le capturaban le harían pasar por armas, cuidó, alimentó y protegió a los pequeños, hasta que la paz volvió a imperar en la zona. Solo entonces, devolvió a los niños a su lugar de origen y él, abatido por tanta muerte y destrucción, vino a vivir a este pequeño pueblo, alejado de cualquier recuerdo de aquella sangrienta contienda.
Y hoy, hasta aquí, se han acercado, algunos de aquellos niños, para homenajear a su valedor, en el centenario de su nacimiento. Así que, ¡Recibamos con un fuerte aplauso a Frank!”
Me ha encantado, enhorabuena.
Saludos Insurgentes