Hacía ya seis meses que se habían separado, pero todavía se estaba adaptando a su nueva vida. Se sentía feliz por haber recuperado su independencia y libertad, pero echaba de menos la vida en pareja, a pesar de las peleas. Aun así, era una persona positiva y resiliente y lo iba a superar.
Por ese motivo, se encontraba terminando de hacer la maleta. En menos de dos horas tenia que estar cogiendo un avión rumbo a los carnavales de Venecia. Era el viaje que tenían planificado para celebrar su aniversario, tenía que haberlo anulado hacía tiempo, pero era el sueño de su vida y no encontraba el momento. Unos días antes de la fecha límite, se preguntó —¿Por qué no?— y en eso estaba, corriendo hacia el aeropuerto, con la maleta llena de miedo e ilusión.
Venecia y sus Carnavales la había enamorado. Se sentía poderosa, detrás de un maravilloso disfraz y una máscara, podía ser la persona que quisiera. Se podía transformar en una mujer segura, divertida, provocadora o tímida según la situación. Había conocido a muchas personas interesantes, pero un atractivo hombre disfrazado de Fantasma de la Opera, se mostró muy interesado en ella desde el primer momento. Bebieron, bailaron, le cantó al oído en italiano con voz dulce y sensual. Hacia tiempo que no se sentía tan bien. Su apuesto pretendiente la invitó a pasear por los canales, y aunque esperaba llena de deseo su beso, no le gustó la forma tan violenta de hacerlo. Intentó deshacerse del abrazo amablemente y él respondió de una manera muy agresiva. Ella no dudó cuando quitándose el zapato, le hundió el tacón en el cráneo, ni cuando su sorprendida cara se sumergía en las oscuras aguas del canal. Ningún hombre volvería a abusar de ella.


Me ha gustado.
Saludos Insurgentes