Cada mañana pones a prueba mi paciencia, pretendiendo que te deje en paz, que no me meta en tu vida y que eres mayor. Solo tienes trece años, pero eres mayor.Cuando regresas a casa, sigues siendo mayor para no contarme qué ha pasado y por qué traes una nota del colegio. Luego, pasas cada tarde con tus amigos inseparables llamados móvil y ordenador. Los únicos que te hacen sonreír de vez en cuando. Ellos sí que te entienden, ellos te tratan como la persona mayor que eres, sin límites, sin juicios, sin normas, sin gritos.Pero yo sigo perdida y sola, desde que llegaste mi mundo se transformó. Mis amigos se alejaron y mi pareja se marchó, no toleró tener una rival en casa. Y yo no sé qué hacer con este sentimiento de culpabilidad que tengo cada noche por enfadarme contigo, por ser tan impaciente y por no escucharte.Hace tres años llegaste a mi vida, sin importar mi opinión. Tu eres así, te impones. Y lo haces sin querer, pero exigiendo. Porque tú no has pedido estar aquí, conmigo. Mi querida hermana desapareció, pensó que se merecía algo mejor. Ella lo tenía todo planificado, yo no. Por eso me sorprendió tu maleta en el portal, la nota en tu mano y tu cara seria y retadora, que no ha mejorado en estos años.Casi al amanecer, en mi vigilia, oigo un grito desgarrador, de ansiedad, de miedo. Corro a tu habitación, te abrazo. Tú te agarras a mi como si fuera la única roca del océano a la que te puedes aferrar para no ahogarte, y tiemblas entre mis brazos. Es en ese momento cuando escucho tu voz trémula: no te vayas, no me dejes, y yo te abrazo fuerte y te digo: juntas, nosotras siempre juntas.
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Raquel_RC
Apasionada de los libros, me relaja escribir y me chiflan los retos...;-)
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