Olivia tiene doce años. Es pequeña para su altura y está algo paliducha, y es porque no se come bien en el centro de acogida en el que vive. La comida no está rica y por eso come poco. La responsable de nutrición tiene otra teoría. Dice que hay que tener en cuenta otras cosas al evaluar su crecimiento, como por ejemplo, la estatura de los padres. Pero claro, Olivia es huérfana y eso dificulta un poco saber si su estatura se debe a razones genéticas. También han hablado de que un crecimiento más lento de lo normal podría ser señal de un problema de salud. Pero Olivia se siente bien, siempre y cuando le dejen comer chocolate, que es una de las cosas que le gustan de verdad.
La teoría de Olivia sobre lo mala que está la comida, es una opinión compartida con otros niños y niñas del centro de acogida. Por eso un día decidieron hacer un sorteo, a ver quién de ellos debía pedir un menú más en sintonía con sus gustos y Olivia resultó ser la elegida. El por qué la eligieron es un misterio para ella, pero nunca olvidará el enfado de las cocineras y la cara de asombro de la responsable del comedor cuando, con su triste aspecto y voz suave, les hizo saber los deseos de los menores. A pesar de su situación, Olivia es una niña muy noble, simpática y confiada, y por eso la engañan con facilidad. Eso debió ser lo que pasó cuando salió elegida para pedir un menú diferente.
David nació solo. Su madre falleció y de su padre nunca ha sabido nada. Ya desde su nacimiento, fue rechazado por su tía, que esperaba una sobrina en vez de un niño del embarazo de su hermana. Era una mujer agria, que no quería hacerse cargo de un chiquillo llorón como él. Su abuela le cuidó hasta que murió, y de ahí pasó a un centro de acogida. A pesar de haber otros niños y niñas viviendo en el mismo sitio, David siempre se ha sentido solo y eso le ha hecho sufrir a lo largo de su corta vida. David no encuentra su sitio y tiene muy mala suerte con las personas que se han hecho cargo de él y con los sucesos que le acontecen. Es un niño apagado, triste y pesimista.
David y Olivia están en el mismo centro de acogida y se conocen, pero nunca han hablado. David porque no habla mucho con los demás. Olivia porque es tan pequeña cosa que no se atreve acercarse a él, tan grande, serio y taciturno. Pero son los dos perfectos para que algo pase pronto y el destino les haga un guiño para compartir aventuras y quizá un futuro mejor.
De lectura ágil y divertida.
El giro final es halagüeño y lleno de optimismo, denota que da para más.
Enhorabuena!
Saludos Insurgentes