😨 Cuenta la historia de un escritor o escritora atormentado por su miedo a fracasar.
Las campanas anunciaban inmisericordes las horas. El sudor de mi frente marcaba el papel y la voz de mi madre repetía insufrible lo mismo que otras veces: "Tanto dinero y tiempo invertido para esto. Otra vez te has pasado el día entero ahí sentado sin hacer nada. ¿Cuándo te vas a poner a trabajar en algo de verdad?". Empezaba a pensar que tenía razón. Me pasaba los días y gran parte de las noches amontonando palabras. Aunque esta vez sería diferente, habían publicado un nuevo reto. Quería participar y ganar. Pero por más que intentaba escribir una historia no lo conseguía. Los ecos de las campanas me recordaban que llevaba días bloqueado y entonces los ataques de ansiedad eran mi única compañía. Cien días, cien ataques; cien hojas. ¿Serían suficientes?. El reto pedía menos de mil palabras pero mis cien hojas manuscritas con el tamaño enorme de mi letra y los garabatos en los márgenes podrían resultar ofensivos. Quedaba todavía corregirlo y eliminar las repeticiones e incoherencias. El plazo de entrega terminaba a las once cincuenta y nueve, quedaban apenas unos minutos. Entonces las voces de mi madre, las campanadas y mi respiración acelerada se unieron al unísono. Mis dedos se empezaron a mover veloces en el teclado. Más y más rápido empezó a latir mi corazón. Más y más cerca se oían las voces de mi madre. Más y más palabras aparecían en la pantalla. ¿Lo conseguiría? ¿Podría por fin ganar ese concurso para acallar las malditas voces? El sudor empapaba por completo mi camisa y mi vista empezaba a fallarme. Debía transcribir las palabras amontonadas. Cerré los ojos y vinieron a mí imágenes olvidadas de libros de cuentos y de manos fuertes que los asían cada noche. Una voz grave que los leía hasta que Morfeo me visitaba. Un beso cerraba el ritual. Y entonces mi felicidad era inmensa. De nuevo el sonido de las campanas me devolvió a la realidad. Por él, por mí. Porque quiero sentir de nuevo esa felicidad. Porque me gusta escribir. Porque quiero seguir escribiendo. Escribiré. Ganaré o fracasaré. Once campanadas y un clic. ¿Y si fracaso? Sonó una última campanada.
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Laura Giménez Jiménez
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Laura Zafra Moreno
07 sept, 20:29 h
Muy intenso y muy real para ser tan breve, me ha gustado.
Paloma RUIZ DEL PORTAL
08 sept, 00:36 h
Está bien, suena real :) Suerte!!
Alba Urbano Cordobés
08 sept, 13:30 h
En poco has conseguido que sea seansacional.
María Caballero
09 sept, 18:50 h
Has conseguido con cada línea que desease saber el final.
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