El escenario del crimen no deja lugar a dudas, es él de nuevo. Con este ya son siete sus víctimas. La prensa, mi jefe y la sociedad en general esperan que encuentren al culpable cuanto antes. Puedo masticar la presión cada mañana cuando leo el periódico. Examinando el cuerpo una imagen trae un recuerdo a mi mente.
Corría el año 95. En el patio del colegio cambiábamos cromos para completar el álbum de la liga. Era casi verano y tan solo quedaba un hueco en el mío por rellenar. El de Miguel Pardeza, jugador del Real Zaragoza. Un niño, Juanito, tenía en su cambio el cromo que yo ansiaba.
-Este no lo cambio -decía siempre.
-¿Entonces por qué lo llevas en el mazo de cambiar? -le preguntaba yo desconsolado.
Respondía sin palabras. Iba variando. Me daba una colleja y echaba a correr, sonreía con gesto malicioso, hacía un gesto con las manos a modo de excusa... Nunca conseguí completar mi álbum de ese año.
No puedo creerlo. Encuentro un cromo guardado en una funda de plástico dentro del bolsillo de la víctima. Está casi intacto. Es el de Miguel Pardeza temporada 1994-1995. Juanito, pienso, nunca has dejado de jugar conmigo.
¡Me ha gustado mucho, Maiky!