Por no perderte me pierdo
en un sueño sin salida.
Me escondo en ese recodo
entre el anhelo y la abulia.
Te asomas, miras, vigilas
e indiferente me achico.
Realidades de dolor
aunque la vida en verdad
está urdida de mentiras.
Entonces lloro ante el daño
que incita a estirar el alma
y tocar los dos extremos:
ensoñación y vigilia.