No podía estar más tiempo sin contar a Dorian, mi mejor amigo desde siempre, mi más oscuro secreto.
Es algo que me sucede desde bien temprana edad y me asustaba por lo que significaba y el daño que pudiera causar. Tener la capacidad de con tan solo el poder de mi mente mover objetos a grandes distancias es un poder que asustaría a cualquiera con un poco de sentido común.
Pensaba que contándoselo a Dorian me haría sentirme a salvo, porque él siempre me supo comprender y apoyarme en los momentos más difíciles de mi vida, incluso cuando perdí a mis padres.
Mi sorpresa vino cuando la reacción que tuvo no fue la que me esperaba. Según se lo estaba contando se le dibujo una mirada de desprecio y en la Inglaterra medieval eso no era nada halagüeño, aunque mantenía la esperanza que me supiera guardar el secreto.
Tiempo después que saliera de mi casa, mirando por la ventana reflexionando si había obrado bien contándoselo, vi como soldados del reino venían acompañándole en dirección a mi casa. Mis mayores temores se hicieron realidad me había denunciado por brujería y mi corazón entonces se rompió en mil pedazos.